Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el deficit calórico es el indicador que mide si el hogar está sufriendo en el período actual dificultades para cubrir sus necesidades alimentarias, es decir, sus requerimientos de calorías. No es sinónimo de desnutrición, pero está estrechamente asociado a ella, pues cuando el referido deficit se mantiene durante períodos sucesivos puede llegar a convertirse en desnutrición, ya sea crónica o aguda.
Ambos indicadores se suelen medir especialmente entre los niños, el sector más vulnerable. El deficit calórico se refleja en su escasa talla, que no corresponde a un niño que ha sido adecuadamente alimentado en el transcurso de su vida. La desnutrición, por su parte, se refleja en su bajo peso, que no corresponde a su talla.
En ambos casos tenemos problemas en el Perú: los datos revelan que gran parte de la población no tiene ni una talla ni un peso adecuado (ver el excelente artículo de Richard Webb: País de Enanos).
Afortunadamente, esa lamentable realidad viene cambiando, aunque muy lentamente. Así lo demuestra el gráfico adjunto, que permite ver que, poco a poco, disminuye el porcentaje de población que padece deficit calórico. Con ello también se avanza, pero todavía sin la velocidad requerida, hacia la disminución de la desnutrición.
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