Con los términos de "fiebre", "avalancha" y otros igualmente expresivos, se refiere hoy el diario El Mercurio al masivo desplazamiento de viajeros que se viene produciendo en esta veraniega temporada desde Arica y otras ciudades del norte de Chile hacia nuestra fronteriza ciudad de Tacna.
Miles de sureños, haciendo largas colas en su oficina migratoria de Chacalluta, cruzan diariamente la frontera para aprovechar el significativo diferencial de precios y tarifas en las dos zonas. No es para menos, pues gracias a ello pueden ahorrar una importante cantidad de dinero efectuando compras, haciéndose completos chequeos médicos o simplemente comiendo rico y paseando en nuestra más austral ciudad.
Tan grande es el flujo chileno (en enero vinieron más de 100 mil personas) que representa el 60% de todos los arribos a la ciudad, habiendo convertido a la oficina migratoria peruana, la de Santa Rosa, en la segunda más importante del país, sólo por detrás de la del aeropuerto Jorge Chávez. Entre el 2001 y el 2009 se ha duplicado el número de nuestros vecinos que cruzan la frontera.
Los tacneños, obviamente, están felices con esta situación, que permite el ingreso de una apreciable cantidad de dólares (US$ 8 millones en enero). Sin duda, esa zona tiene carencias de diversa naturaleza, pero, por otro lado, tiene la privilegiada situación de ser fronteriza con un país cuyo ingreso por habitante es más alto que el peruano, algo que no ocurre en las fronteras con Bolivia y Ecuador, que, pese a ser dinámicas, no registran un flujo con las características especiales del chileno.
El flujo chileno, a diferencia del boliviano o ecuatoriano, no se limita al tránsito de mercaderías, sino que también involucra el de una gran cantidad de personas. Ello lo lleva a dinamizar (a través de las consultas médicas, o la utilización de restaurantes, centros de alojamiento, paquetes turísticos, centros de diversión, medios de transporte y otros) el importante sector de servicios. Dado que para los chilenos los precios y tarifas de nuestro país son una verdadera ganga, vienen dispuestos a aprovecharlos masivamente.
Esperemos que esta simpática e interesantísima sinergia fronteriza, producto de una cada vez más estrecha relación entre dos países que no sólo son vecinos, sino también buenos socios en materia económica, continúe indefinidamente. Con ella, todos ganan.
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