De la mano de una muy fuerte reactivación económica, tras la severa desaceleración registrada en el 2009, la mayor parte de los países de América Latina viene logrando una notoria disminución de sus niveles de riesgo.
Ello es lógico, teniendo en cuenta que el crecimiento es uno de los factores que más atenúan este problema, pues cuanto más alta es la expansión productiva, más aumentan los recursos fiscales, y con ello, la capacidad para pagar la deuda, que es, al final de cuentas, lo que está detrás de la medición del riesgo-país.
Los datos que aquí publicamos, provenientes del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), nos muestran los niveles de riesgo de las ocho principales economías latinoamericanas. Para ello se emplea el denominado EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes), el cual toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por cada uno de los países emergentes y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los menos riesgosos del mundo).
Según se observa, Chile es, tal como desde hace mucho tiempo, el país menos riesgoso. Su responsable manejo fiscal, adecuados flujos externos y buen dinamismo económico lo llevan a ser muy bien evaluado en la comunidad financiera internacional, lo que se traduce en un bajo nivel de riesgo.
El Perú, afortunadamente, no está nada lejos, mostrando que también viene haciendo bien las cosas. Actualmente se ubica en el segundo lugar, nada menos que delante de México (un país tradicionalmente muy bien considerado en los círculos financieros internacionales, pero que en los últimos tiempos se vio severamente afectado por la crisis internacional) y Brasil (uno de los países del mundo que concita a la fecha, tanto por su gran tamaño como por su muy buen desempeño económico, la mayor atención internacional). Si bien el nivel de riesgo de nuestro país (153 puntos básicos o pbs) aún no retorna a su mínimo (inferior a 100 pbs), logrado antes de la crisis, se espera, a la luz de la clara tendencia actual, que ello no tarde demasiado. Cabe señalar, como dato complementario, que el riesgo peruano es notablemente inferior a los promedios latinoamericano (352 pbs) y de los países emergentes (296 pbs).
Colombia también registra a la fecha un menor nivel de riesgo que México y Brasil. Nuestro vecino nororiental desarrolla, al igual que el Perú, un programa económico de apertura y de libre mercado, y de gran disciplina fiscal, además de estar mejorando su tasa de crecimiento económico. Todo ello le está valiendo el reconocimiento internacional.
Argentina, no obstante estar viendo reducirse su nivel de riesgo, como producto de varias acciones gubernamentales que han sido bien ponderadas internacionalmente, aún genera dudas en cuanto a su capacidad de pago, manteniéndose entre los países más riesgosos.
Pero la situación de Ecuador y Venezuela es la menos halagüeña, pues sus elevados niveles de riesgo (1043 y 1070 pbs, respectivamente) implican que sus bonos tienen que pagar en promedio más de diez puntos sobre lo que pagan los del Tesoro de Estados Unidos. Tarde o temprano, los países necesitan recurrir al financiamiento internacional, y tener que hacerlo a un costo tan alto conlleva, sin duda, severas consecuencias en la economía.
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