En las últimas décadas, los países latinoamericanos han tenido resultados económicos bastante disímiles entre sí. En materia de crecimiento del producto bruto interno, por ejemplo, las diferencias son notorias, e inclusive dramáticas. Mientras que algunos de ellos mantuvieron un ritmo de expansión bastante interesante, otros crecieron a tasas sumamente débiles, llevando a sus poblaciones a afrontar situaciones realmente difíciles.
Lo anterior se comprueba mediante las cifras que publicamos a continuación, que se basan en los datos que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó en su informe La Hora de la Igualdad. Dichos datos se refieren al período 1971-2009. A partir de ellos, nosotros hemos calculado el porcentaje de crecimiento acumulado, así como la tasa anual promedio.
Como dijimos, hay grandes diferencias entre los países. Así, mientras que la República Dominicana logró un notable crecimiento acumulado de 621.7%, Nicaragua apenas registró uno de 73.3%. El resultado dominicano implica una importantísima tasa anual de 5.2%, nada fácil de mantener a lo largo de un período tan extenso. Lo de Nicaragua, en cambio, deja ver una situación realmente dramática, pues un crecimiento tan exiguo es totalmente insuficiente para un país con tan elevado grado de atraso y pobreza.
Panamá, Costa Rica, Ecuador y Paraguay también mostraron un dinamismo importante a lo largo del período. Un comportamiento parecido registró Brasil, que en los 39 años considerados incrementó en 348.3% su PBI, a una tasa anual promedio de 3.9%. La mejor época brasileña tuvo lugar en los años 70, cuando su crecimiento promedió el 8.6%. Lamentablemente, después su economía perdió velocidad.
Colombia creció a las mismas tasas que Brasil, pero en forma más sostenida: no se expandió demasiado en sus mejores momentos, y no decayó mayormente en sus fases de debilidad.
Chile tuvo un crecimiento parecido, acumulando una expansión total de 312%, y una anual de 3.7%. La mejor época para el país del sur se registró entre los años 1990 y 1997, cuando su PBI se incrementó a una tasa anual promedio de 7.0%.
La economía de México creció 258%, a un promedio anual de 3.3%, teniendo, al igual que Brasil, su mejor época en los años 70, con una expansión promedio de 6.5%. Lamentablemente, esa tasa no se pudo sostener, y en las últimas décadas el país ha venido creciendo a un ritmo anual aproximado de 3%, nada desdeñable, pero tampoco suficiente para lograr sus objetivos económicos.
Luego, bastante rezagado en este ranking, se ubica el Perú, que en los 39 años del estudio cepalino sólo pudo expandir su producto en 206.3%, a una tasa anual de 2.9%, totalmente inadecuada para un país cuyo crecimiento poblacional superó el 2% en gran parte del período (afortunadamente, a la fecha ya bordea el 1%). Para nuestro país, la década de 1970 fue de crecimiento modesto, la de 1980 de total retroceso, la de los 90 de recuperación y las posteriores al año 2000 de aceleración del crecimiento.
El caso peruano, aún dejando mucho que desear, no es el más lamentable. Dos países importantes de la región mostraron un desempeño aún más deprimente: Argentina y Venezuela. El primero sólo creció a una tasa de 2.4%, en tanto que el segundo a una de apenas 1.9%. La peor época para el país gaucho estuvo en los años 80, en los cuales su economía cayó 1% al año. Luego, desde los años 90, viene experimentando una recuperación, aunque alternada con serios problemas. Para el país llanero, en cambio, la mayor parte del período ha sido de muy bajo crecimiento. Sólo ha habido una aceleración en el presente siglo, aunque, debido a las debilidades macroeconómicas del país, ésta no ha sido sostenida.
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