La calificación crediticia es la nota que las agencias calificadoras asignan a los países luego de evaluar la capacidad de pago de sus deudas. Concretamente, es la calificación que asignan a sus bonos soberanos de largo plazo en moneda extranjera (los principales instrumentos mediante los cuales los gobiernos obtienen financiamiento). Para ello toman en cuenta múltiples factores, como su tasa de crecimiento, su situación fiscal, la estabilidad de los precios, el nivel de endeudamiento, la fortaleza de su sector externo (liquidez internacional), la solvencia de su sistema financiero y el dinamismo de su mercado de capitales, la solidez de su moneda, su estabilidad social y política, la predictibilidad de su política económica, sus perspectivas, etc., pues de allí se derivan la capacidad de generar recursos, la disponibilidad de los mismos, la capacidad para resistir shocks externos, la provisión de moneda extranjera, etc., factores que, de una u otra manera, se traducen en el elemento que interesa a las agencias: la capacidad de pago.
Una buena calificación constituye el reconocimiento de que un país puede honrar adecuadamente sus compromisos externos, y, por ello, le abre las puertas para obtener mayor cantidad de créditos y en condiciones más favorables en los mercados financieros internacionales. Por ende, también le abre las puertas a las inversiones, dado que el menor riesgo facilita los créditos para los proyectos.
Los países con la mejor evaluación son considerados en el denominado Grado de Inversión, por lo que pueden colocar sus bonos a menores tasas de interés y a mayores plazos. En esta categoría se ubica la mayor parte de los países desarrollados; dentro de ella, Estados Unidos y algunos otros ostentan la más alta calificación: AAA. Cabe señalar, sin embargo, que este país se halla actualmente en riesgo de ser degradado, dados sus serios problemas financieros. España, Portugal y Grecia, también ubicados en dicha categoría, pero con una calificación más baja que la norteamericana, han sido degradados en los meses recientes, por sus graves problemas fiscales y de deuda.
La mayoría de países en desarrollo, en cambio, se halla, por su mayor riesgo, en el denominado Grado de Especulación, razón por la cual sus bonos son colocados en condiciones mucho menos ventajosas. Algunos de ellos, como los últimos de la tabla adjunta, tienen prácticamente cerrados los créditos internacionales, por su grave riesgo de incumplimiento en sus pagos, siéndoles casi imposible realizar exitosas colocaciones de bonos.
Afortunadamente, como veremos ahora, nuestro país y algunos más no se hallan en este último grupo, sino en el primero.
Las agencias calificadoras más importantes son Standard & Poor's, Moody's y Fitch, razón por la cual ahora nos basaremos en sus informes para elaborar el ranking de países de nuestra región.
En el primer lugar se halla Chile, que desde hace muchos años ocupa un lugar descollante en la región, y continúa mejorando su calificación. Tal situación se explica por el buen manejo macroeconómico del país, que tiene una bajísima deuda pública, y es una de las principales razones para que goce de un fluido acceso al mercado internacional de capitales y sea uno de los destinos favoritos de las inversiones.
México, que ocupa el segundo lugar, tuvo un ligero retroceso en los últimos años, debido a haber sido uno de los países más afectados por la crisis financiera internacional. Sin embargo, pese a la desaceleración de su economía, su buen manejo macro le ha permitido mantenerse firme en esa segunda posición en el ranking.
Luego se ubica Brasil, país que hasta hace poco figuraba exactamente con la misma calificación que el nuestro, y que solo recientemente, con las mejoras por parte de Fitch (que le asignó el rating BBB), y de Moody's (que el 20 de junio le acaba de asignar el Baa2), se posicionó, en forma solitaria, en el tercer lugar. Con un manejo económico responsable, y con la notable mejora de sus fundamentos y sus perspectivas de crecimiento, se ha ganado una buena reputación en los mercados internacionales, y en la comunidad de inversionistas.
Le sigue Panamá, que, de la mano de su espectacular tasa de crecimiento, ha recibido en los últimos tiempos el visto bueno de las tres grandes agencias, instalándose en el grupo de los países más destacados en materia de calificación crediticia.
El Perú, quinto en este ranking, se hallaba hasta hace pocos meses a punto de acceder al segundo escalón dentro del grado de inversión, como lo dejaban entrever las evaluaciones de las tres agencias, pero, lamentablemente, la incertidumbre derivada del proceso electoral ha puesto un paréntesis en este rally-up. Solo queda esperar el mensaje presidencial del 28 de julio y las primeras medidas del nuevo gobierno. Si ambos apuntan a la consolidación del modelo actual, basado en la disciplina fiscal, en la libertad de mercado y en la iniciativa privada, seguramente habrá buenas noticias a mediano plazo por parte de las calificadoras. Pero si apuntan más bien hacia esquemas ya superados, la situación no se avizorará nada alentadora en cuanto al tema aquí tratado.
A la par con nuestro país se ubica Colombia, que logró su investment grade por parte de Fitch el 22 de junio, con lo cual ya tiene la aprobación de las tres grandes agencias. Le sigue Costa Rica, que solo tiene el visto bueno de Moody's.
Todos los demás países figuran con grado de especulación. Son especialmente relevantes los casos de Venezuela y Argentina, dos de los más ricos del subcontinente, pero que, ya sea por la orientación de sus políticas económicas o por claras actitudes de confrontación, han tenido serios desencuentros con la comunidad financiera internacional y han visto significativamente afectada su calificación crediticia.
Hola, necesito realizar una tabla como la que tu hiciste pero no logro obtener las calificaciones de las paginas de moodley ni SP...me puedes ayudar por favor!!!
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