Comencemos por el crecimiento. Hasta ahora (de enero a mayo) el producto bruto interno (PBI) lleva un avance de 5.4%, y mantiene su pretensión de alcanzar una tasa de 6% al cierre del año. Con ello, nuestra economía se consolida como una de las más dinámicas de América Latina. De mantenerse la previsión, es probable que el PBI en dólares corrientes, que cerró el 2012 en US$ 204,833 millones, bordee los US$ 220,000 millones al finalizar este año. De ser así, y dado que la población a la fecha es de 30.5 millones, el PBI per cápita podría acercarse a los US$ 7,200.
Si bien el sector externo no nos ha deparado buenas noticias en cuanto a exportaciones (las cuales han caído), sí lo viene haciendo en lo que atañe a apertura comercial, pues nuestro país ha seguido sumando importantísimos tratados de libre comercio (TLC), que aseguran nuevos y grandes mercados para nuestros productores. A la fecha ya los tiene con alrededor de 50 países.
La inflación, que nos dio dolores de cabeza hasta hace poco tiempo, finalmente retornó al rango meta (de entre 1 y 30%), y ha vuelto a ser una de las más bajas de América Latina. Ese buen dato resulta importantísimo para la población, que puede mantener su poder adquisitivo, y para la competitividad de nuestros exportadores.
Las reservas internacionales, fundamentales para proteger el valor de nuestra moneda, han seguido creciendo aceleradamente, y hoy son las terceras más altas de América Latina (sólo por debajo de las de Brasil y México), totalizando cerca de US$ 68 mil millones, monto más que suficiente para el propósito mencionado.
El nivel de riesgo país, que indica el costo de nuestro financiamiento internacional, es de 1.63 puntos, el tercero más bajo de América Latina. Sólo Chile y Colombia tienen uno menor.
La calificación crediticia, por su parte, nos ubica en el grado de inversión en opinión de las tres principales agencias calificadoras del mundo: Standard & Poor's, Fitch y Moody's. Inclusive, las dos primeras ya nos ubican en el nivel BBB, el segundo escalón al interior de este honroso status. En América Latina, sólo nos superan Chile y México, y nos hallamos a la par con Brasil.
El dato que acabamos de mencionar (calificación crediticia) nos pone en la mira de los inversionistas y financistas del mundo, y se refleja, por ejemplo, en el record de inversión extranjera directa (IED) que registra nuestro país, que el año pasado superó los US$ 12 mil millones, y que en el primer trimestre del actual ya supera los US$ 4 mil millones.
En cuanto a deuda pública externa, ésta representa un porcentaje cada vez menor de nuestros principales indicadores. En marzo, equivalía a 9.9% del PBI, lo que significa que nuestras finanzas públicas están cada vez más sanas, y el país ya no vive, como antes, bajo la permanente angustia de abultados pagos pendientes.
Varios rubros económicos han destacado en el escenario de crecimiento que vive el país. Uno de ellos es la construcción, que sigue evolucionando a tasas muy elevadas. Otro es el Turismo, que, al estar registrando ya más de 2.8 millones de visitantes del exterior, y más de US$ 3,200 millones de ingresos, está en camino de desplazar a la pesca como el tercer mayor aportante de divisas al país, sólo por detrás de la minería y la agricultura.
En materia de indicadores sociales, las cosas marchan algo más lentamente, pero también con innegables avances.
Por ejemplo, nuestro Índice de Desarrollo Humano (elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo con base en la esperanza de vida, el nivel educativo y el ingreso promedio de la población), continúa mejorando sostenidamente, gracias a lo cual el Perú se ubica hoy en el puesto 77 del mundo, entre los países de desarrollo humano alto.
La pobreza, que superaba el 50% en los primeros años de este siglo, pasó entre el 2011 y el 2012 de 27.8% a 25.8%, en tanto que la pobreza extrema lo hizo de 6.3% a 6.0%. Con el elevado crecimiento de la economía, que incrementa el empleo y los salarios, es altamente probable que esa feliz progresión continúe.
Como parte de su política de inclusión social, en el que ha puesto sus mejores esfuerzos, el gobierno continúa desarrollando o se halla en pleno despliegue de importantes programas de asistencia social, como Juntos, Pensión 65, Cuna Más, Beca 18, Qali Warma y otros, enfocados en la población más vulnerable.
Por otro lado, aunque a veces no con la velocidad requerida, continúa la construcción de infraestructura de todo tipo, de la mano de la iniciativa privada, ya sea en emprendimientos propios, a través de concesiones otorgadas por el Estado o a través de inversión pública. Así, se aprecia la masiva construcción de edificios y viviendas, carreteras asfaltadas, gasoductos, puertos y almacenes, centrales eléctricas y líneas de transmisión, líneas de metro, obras de irrigación, intercambios y vías expresas, plantas de tratamiento de aguas residuales, etc. En su mensaje de ayer, por ejemplo, el presidente Humala manifestó la intención de dejar totalmente asfaltada la Carretera Longitudinal de la Sierra, así como construir la subterránea Línea 2 del Metro de Lima y modernizar la refinería de Talara.
Los avances en esos y otros múltiples aspectos (como el creciente nivel educativo, la cada vez mayor calificación de la mano de obra, la estabilidad económica, el desarrollo financiero, etc) son fundamentales para mejorar la competitividad externa del país, haciendo a nuestros productores cada vez más fuertes frente a sus pares del exterior y más capaces de incursionar exitosamente en nuevos mercados.
Con la dación de la Ley del Servicio Civil, el gobierno ha puesto en práctica una de las reformas estructurales que el país esperaba en el área de la administración pública. La norma tiene por objeto racionalizar el actualmente caótico esquema laboral, en el que coexisten múltiples regímenes. Asimismo, instaurar la meritocracia y profesionalización de los servidores públicos como elementos decisivos para la calificación de sus desempeños laborales y para la determinación de sus remuneraciones.
La creciente capacidad adquisitiva de la población, que está ayudando a conformar una cada vez más importante clase media, se refleja en cosas como las ventas record de autos, celulares, televisores, computadoras, equipos de video, cámaras fotográficas, etc, así como en la creciente asistencia a centros comerciales, gimnasios, salones de bellezas, restaurantes, teatros, cines, estadios y otros establecimientos.
Continúan las inversiones en múltiples rubros: 1. Líneas de transmisión a 500 KV. 2. Altos edificios de oficinas. 3. Irrigación de Olmos, próxima a operar. 4. Planta de tratamiento de Taboada en el Callao. 5. Nuevas grúas móviles en Paita. 6. Futuro Muelle Norte en el Callao. 7. Puente Chilina en Arequipa. 8. Plantas fotovoltaicas en Arequipa, Moquegua y Tacna. 9. Gran mina de cobre de Toromocho, próxima a producir. 10. Vía Parque Rímac, la nueva vía expresa de Lima. 11. Futuro aeropuerto Jorge Chávez. 12. Moderna flota de trenes del Metro de Lima.
Ciertamente, no todo ha marchado bien. Como ya señalamos, las exportaciones vienen registrando una considerable caída, debido a la ralentización de la demanda de nuestros principales compradores. En el frente interno, el gobierno ha cometido innumerables errores (como los de haber pretendido reestatizar una importante empresa petrolera, o no haber tenido la suficiente convicción para respaldar grandes proyectos mineros), y ha seguido mostrando ineficiencia en muchos ámbitos de la administración pública. Ni qué decir de la parte política, en la cual los escándalos han sido frecuentes.
Afortunadamente, las omisiones, errores y torpezas no han logrado desmotivar a los agentes económicos, que a través de la fortaleza del consumo y el auge de las inversiones continúan mostrando su confianza en las perspectivas nacionales. Sin duda, estas fiestas patrias encontraron al Perú en una posición económica bastante sólida. Y eso fue percibido y celebrado por la población.
el gobierno no trato de reestatizar la pampilla, fue repsol el que hizo la bola tratando de venderle chatarra a los peruanos.
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