Como para celebrar que la calificación crediticia del Perú fue mejorada hace un par de días por la agencia Standard and Poor's (S&P), en esta ocasión tenemos en nuestro ranking semanal la situación de los países de la región en este aspecto, no solo con la opinión de dicha importante agencia, sino también con las de sus pares en el negocio: Fitch y Moody's.
Tal calificación se determina tomando en cuenta la que dichas agencias asignan a los bonos soberanos de largo plazo en moneda extranjera emitidos por el país analizado. Una más alta indica más sólidos fundamentos y mejores cifras en los múltiples aspectos considerados en la evaluación. Y siendo así, incrementa la probabilidad de que sus emisiones de bonos en los mercados internacionales de capital culminen exitosamente, tanto en lo que atañe a demanda, como a tasas de interés y plazos. Es decir, contribuye a que el país obtenga mejores condiciones de financiamiento, las que luego se traducen en los créditos que las empresas y personas reciben localmente. Pero eso no es todo: una mejor calificación crediticia también genera más confianza a los agentes económicos internos y externos, propiciando el incremento de las vitales inversiones.
Los datos que siguen, provenientes de las páginas oficiales de las agencias calificadoras, muestran en color verde a los países con grado de inversión, y en anaranjado a los que aún son considerados meramente especulativos. El cuadro también indica la perspectiva del país en el tema, la cual va desde Positiva (+) para aquéllos cuyos indicadores económicos y financieros hacen prever una pronta mejoría de su rating, hasta Negativa (-), asociada a indicadores relativamente débiles, anunciadores de un probable downgrade.
El ordenamiento lo hemos llevado a cabo según la calificación promedio obtenida por cada país, considerando los ratings asignados por las tres agencias.
En el cuadro adjunto se constata que Chile es, tal como desde hace un buen número de años, el país latinoamericano de mejor calificación, en mérito a su estabilidad de largo plazo, su importante tasa de crecimiento y la solvencia de sus indicadores, que se traducen en una muy buena capacidad de pago de sus obligaciones. En diciembre del 2012 S&P le mejoró el rating, pasándolo de A+ a AA-, es decir, al séptimo escalón dentro del Grado de Inversión.
Luego se ubica México, al que Fitch le elevó el rating en mayo del presente año, de BBB a BBB+. El país azteca, pese a su escaso crecimiento, mantiene sólidos fundamentos macroeconómicos, que son debidamente apreciados por las agencias.
El Perú es el tercero en la lista. Con el BBB+ recibido de S&P ha logrado superar a México, pero éste aún lo supera si se toma en cuenta los puntos de vista de Moody's y Fitch. El flamante upgrade no sólo le ha permitido a nuestro país avanzar hasta el tercer escalón del Grado de Inversión, sino colocarse apenas a un paso de la categoría crediticia denominada con la letra A (la misma que se inicia con el rating A- y finaliza con el AAA, reservado a los países más solventes del mundo). Tal como lo señaló la agencia, la mejora de la calificación peruana se debe a sus sólidos fundamentos, que han reducido sustantivamente su vulnerabilidad a los choques externos, que si bien lo afectan, no lo desequilibran mayormente. En atención a eso, Fitch ha dejado entrever que muy probablemente también mejore el rating peruano antes de fin de año.
Una casilla después se sitúa Brasil, país que viene afrontando una situación económica problemática, reflejada en un crecimiento sumamente bajo que ya se viene prolongando considerablemente, y una pertinaz inflación, que no cede. Tales factores, así como el entrampamiento en que se halla el país por la falta de reformas estructurales de modernización, están incrementando el pesimismo respecto del corto y mediano plazos. Y eso se está reflejando en la calificación, que en los casos de Moody's y Fitch no ha mejorado, y en el de S&P ha llevado a desmejorar, hace tres meses, su perspectiva, que ha pasado de estable a negativa.
En los dos siguientes puestos figuran Panamá y Colombia. El país istmeño mejoró su rating en octubre del año pasado, cuando Moody´s le otorgó la nota Baa2. Nuestro vecino del norte, por su parte, lo hizo en abril de este año, en virtud de la decisión de S&P de promoverlo un escalón, al asignarle la nota BBB.
La lista de países con triple grado de inversión la cierra Uruguay, que en marzo de este año obtuvo, por parte de Fitch, el rating que le faltaba para tal logro.
Más atrás se ubican Costa Rica (que sólo tiene un grado de inversión por parte de Moody's) y todos los países con grado especulativo. De ellos, en el último año Fitch le mejoró el rating a Bolivia, pero se lo rebajó a El Salvador. Moody's, por su parte, se lo mejoró a Paraguay y Ecuador, pero también se lo rebajó a El Salvador.
Evidentemente, son muy notorios los casos de Venezuela y Argentina, países de importantes dimensiones económicas, pero que, por las políticas que desarrollan, los desequilibrios macroeconómicos que incuban y sus actitudes hacia los mercados de capitales y la inversión extranjera, no gozan de buena reputación crediticia. En línea con eso, en junio de este año S&P rebajó el rating venezolano de B+ a B. En octubre del año pasado, había hecho lo propio con el argentino, al pasarlo de B a B-. Un mes después, Fitch fue inclusive más drástico con Argentina, al llevar su rating de B a CC.
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