Por ser más económico y limpio que el petróleo, y por sus importantes usos (en la generación eléctrica, en las plantas industriales, viviendas y vehículos, y en la producción de importantísimos insumos, como fertilizantes y plásticos), el gas natural es un commodity cuya producción se está incrementando considerablemente en el mundo. Tan grande es el incentivo para ello que, luego de un arduo y costoso trabajo de investigación, ya se logró la tecnología idónea para extraer inclusive el denominado gas de esquisto (shale gas), aquél que, a diferencia del gas natural convencional, se halla casi escondido al interior de las rocas del subsuelo y, por ende, demanda un proceso de extracción mucho más complejo y costoso.
Veamos, con base en lo señalado, cuál es la realidad latinoamericana en la materia. Los datos que siguen provienen del Annual Statistical Bulletin 2013 de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Dado que ningún país de la región extrae aún el shale gas, la información se refiere exclusivamente a gas natural convencional.
El país con mayor producción es México, que el año 2012 extrajo más de 43 mil millones de metros cúbicos del preciado hidrocarburo. Pero, dado el tamaño de su economía, también lo importa, siendo el Perú uno de sus proveedores. Afortunadamente, el país posee una de las mayores reservas del mundo de shale gas, lo que contribuirá a mejorar enormemente su aprovisionamiento e inclusive a convertirlo en un importante exportador.
Argentina es el segundo productor de la región, aunque con un nivel extractivo que viene declinando año tras año, a tal punto que el registrado el 2012 es 15% menor que el del 2008. Sin embargo, el país cuenta en Vaca Muerta con el segundo mayor yacimiento de shale gas del mundo, lo que dentro de algunos años sin duda se reflejará en sus estadísticas de producción y exportación.
Venezuela, gran potencia petrolera, aún no lo es tanto en materia de gas, habiéndose ubicado el año 2012 como el tercer productor de la región, con casi 23 mil millones de metros cúbicos. Pero su potencial es enorme, prueba de lo cual son sus reservas de gas convencional, por amplia diferencia las mayores de América Latina.
Bolivia es el cuarto país en esta lista, con una importante producción, que aumentó 45% en los tres últimos años y se destina en su mayor parte a sus dos grandes vecinos, Brasil y Argentina. Lamentablemente, la cuantiosa extracción para tal fin y las insuficientes inversiones en el rubro están generando una muy preocupante disminución de sus reservas, que a la fecha equivalen a sólo la tercera parte de las existentes hace apenas cuatro años.
Brasil se sitúa quinto, con un nivel de producción de gas que, si bien es importante, no es suficiente para satisfacer los requerimientos de su enorme economía. Por ello lo importa masivamente desde Bolivia.
El Perú es el séptimo productor latinoamericano, ligeramente por detrás de Colombia. El año 2012 extrajo de su subsuelo 11,850 millones de metros cúbicos, que le permitieron abastecer importantes centrales termoeléctricas, varias plantas industriales, un creciente número de viviendas y varios miles de vehículos que ya emplean el gas en lugar de gasolina. Y están pendientes de ejecución varias plantas petroquímicas, que, a través de la producción de varios importantes insumos industriales (como úrea, amoníaco y polietileno) permitirán dotar a nuestro gas de un valor económico mucho más alto que el actual.
Luego de nuestro país se sitúan Chile y Cuba, con niveles productivos bastante menores, y cierra la tabla Ecuador, que no obstante ser un importante productor petrolero, no lo es tanto en lo que atañe a gas.
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