El riesgo país es aquél que evalúa la capacidad de un país para pagar su deuda externa. Se mide a través de diversos indicadores, uno de los cuales es el EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Éste toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los más seguros del mundo).
Cuanto más riesgosa es una economía, más le cuesta financiarse internacionalmente (pues los bonos que emite deben pagar intereses más altos para atraer a los inversionistas) y por lo tanto más alto deviene su índice. Por ello, es importante exhibir el riesgo más bajo posible, dado que implica poder acceder más fluidamente al crédito externo, y a menor costo.
Para reducir su riesgo, un país debe tener cuentas fiscales ordenadas, que le brinden estabilidad macroeconómica y le permitan atraer la inversión, indispensable para crecer. Con ello se asegura una buena recaudación fiscal y una adecuada capacidad de pago de su deuda, que es, a fin de cuentas, la que determina el indicador en referencia.
El Perú logró el menor EMBIG de su historia (91 puntos básicos ó 9.1 puntos porcentuales) el día 18 de octubre del 2012. En los años recientes no ha podido repetir un nivel similar debido a las incertidumbres que vienen afectando a la economía global, y generan perspectivas no demasiado optimistas acerca del nivel de actividad de los países y de la capacidad de pago de sus deudas. Pero es de esperar que a mediano plazo, conforme se despeje el panorama, pueda retornar a un nivel tan notable como el señalado.
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