Más rápido de lo pensado, pues se esperaba que ello recién ocurriera en los siguientes meses, la inflación (o variación del índice de precios al consumidor) retornó al rango meta establecido para ella por el Banco Central de Reserva (BCR).
En efecto, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) acaba de informar que en agosto el indicador registró una tasa negativa de 0.09%, con lo cual acumuló una anualizada de 2.69% y se volvió a situar en el parámetro de entre 1% y 3% establecido por la entidad emisora.
Como se sabe, la inflación es una variable que refleja el desequilibrio entre la oferta y demanda totales de la economía. Un nivel elevado implica que ese desequilibrio se ha acentuado, y tiene impactos muy negativos en los costos, expectativas empresariales, salarios reales, valor de la moneda, competitividad externa, etc. Por ello, y por el evidente malestar que produce entre los consumidores, que ven incrementarse el precio de los bienes y servicios conformantes de su canasta básica, es vital mantenerla en niveles siempre bajos, como el fijado por el BCR.
Su nivel se había salido de dicho rango desde enero del presente año, debido a factores tanto internos como externos, pero principalmente del primer tipo. Felizmente la situación ha comenzado a ser regularizada, sin llegar todavía a ser ideal, pues se debe propender a mantener el indicador lo más cerca posible del piso del rango meta, es decir en un nivel de 1%. Por lo demás, no será fácil mantener la cifra alcanzada, considerando que los últimos meses del 2013 fueron de registros inflacionarios bastante bajos.
Pero es importante lo logrado, que de otro lado le da un cierto respiro al BCR para la gestión de su política monetaria, en circunstancias en que la desaceleración de la economía podría requerir una reducción de la tasa de interés de referencia, algo difícil de llevar a cabo cuando la inflación se halla con tendencia alcista.
Felizmente el tiempo fuera del rango no duro mucho.
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