Contrariamente a lo que ocurría hasta la década de 1980, en que era uno de los países más proteccionistas del mundo, con tasas arancelarias que restringían el ingreso de miles de productos, el Perú es hoy uno de los más abiertos. Y teniendo en cuenta las ventajas de la apertura (en cuanto a disponibilidad de bienes de consumo, insumos productivos y bienes de capital, así como en términos de eficiencia, productividad, competitividad, incorporación de tecnología, etc), resulta muy positivo el cambio efectuado desde los años 90.
Ello se evidencia en los siguientes datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Estos toman en cuenta la tasa arancelaria promedio de acuerdo al principio de la Nación Más Favorecida (por el cual, si se concede a un país una ventaja especial, como un arancel más bajo, se tiene que hacer lo mismo con todos los demás miembros de la organización). Las únicas excepciones permitidas para con este principio fundamental están dadas por los tratados de libre comercio, el acceso especial otorgado a los países en desarrollo o la existencia de un comercio desleal procedente de países específicos.
La información nos dice que los países o territorios con la mayor libertad comercial son Hong Kong y Macao, ambos pertenecientes a China y cuya tasa arancelaria promedio es de 0%.
También destaca Singapur, con una tasa mínima, de apenas 0.20%. Otros países que resaltan por su amplia apertura son Georgia, Nueva Zelanda y Australia.
Corroborando las bondades del libre comercio, todos ellos, y muchos de los que les siguen, figuran entre los países o territorios más competitivos y dinámicos del planeta. Contrariamente, aquéllos que aplican las tasas arancelarias más elevadas (y que por razones de espacio no han sido incluidos aquí) son los que enfrentan mayores dificultades, ya sea en cuanto a ineficiencia, elevados costos de producción, insuficiente oferta que propicia inflación, etc.
El Perú, mostrando los resultados de una política comercial que se inició en los años 90 y sigue consolidándose, figura nada menos que en el Top Ten de la lista. En nuestro país la tasa promedio es de 3.36, la más baja de América Latina, e inclusive menor que la de Estados Unidos, la economía más abierta entre todas las grandes potencias.
Cabe recordar los sombríos pronósticos que ciertos analistas y grupos empresariales efectuaban a inicios de la década de 1990, cuando se anunciaba el fin del proteccionismo y la puesta en marcha de una política de amplia apertura comercial. Ninguno de ellos se cumplió, pues todos los sectores productivos (incluida la atemorizada industria) sobrevivieron a la nueva realidad, se volvieron más eficientes y competitivos, y hoy no sólo abastecen sin problemas el mercado interno (en leal competencia con los productos importados), sino también incursionan con éxito en mercados del exterior.
Otra gran potencia, Japón, figura en el puesto 29, con una tasa de 4.91%, en tanto que la Unión Europea ocupa el lugar 32, con una de 5.47%. La segunda economía del planeta, China, mostrando un grado de protección relativamente elevado, registra un arancel promedio de 9.93%.
El país más proteccionista es el caribeño Bahamas, con una tasa de 35.17%. Un buen número de países africanos también exhibe tasas elevadas (Sudán, por ejemplo, tiene una de 21.18%). En América Latina, las mayores corresponden a Brasil (13.54%), Argentina (13.39%) y Venezuela (13.33%).
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