En su complicada misión de atravesar nuestra accidentada geografía, remontar la enorme Cordillera de los Andes y poder unir a la costa y sierra de nuestro país, nuestros ferrocarriles han sido construidos con trazos y características que los hacen motivo de admiración.
Una de esas características es la de recorrer zonas de enorme altitud, labor que (por la menor densidad de oxígeno allí existente) afecta el rendimiento de sus motores a combustión, pero que ni aún así detiene su rutinario recorrido.
Es lo que ocurre con nuestro ferrocarril central, que une las ciudades de Lima y Huancayo, y que hasta muy pocos años fue, con su recorrido que en el sector denominado La Cima alcanza los 4,829 metros sobre el nivel del mar (msnm), el rey de las alturas en todo el mundo. Debido a la aparición (el año 2006) del ferrocarril chino que (a 5,072 msnm) hace la ruta entre Qinghai y el Tíbet, ya no lo es, pero sigue figurando como el indiscutible monarca en nuestro territorio.
Foto: Revista Somos
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