Aunque no figura en los primeros lugares, y se halla muy distante de los gigantes del negocio, el Perú ocupa un lugar nada desdeñable en la producción de caña de azúcar. Así lo muestran los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por su sigla en inglés), referidos a la producción en el año 2013 de esta especie vegetal, no sólo importante para extraer de ella la consumidísima azúcar, sino también para elaborar combustibles cada vez más demandados, como el etanol.
El primer productor mundial, y de lejos, es Brasil, que en el año considerado produjo la impresionante cifra de 739.3 millones de toneladas, más que duplicando la cifra de la India, segunda en la lista, y casi sextuplicando la de China, ubicada tercera. La gigantesca producción brasileña no sólo se explica por el afán de producir azúcar, sino también el valioso etanol, biocombustible en cuya producción es, así mismo, líder mundial.
El Perú, situado en el décimo octavo lugar, es poseedor de uno de los mejores climas para el cultivo de la caña de azúcar, razón por la cual ésta alcanza aquí el rendimiento más alto del mundo (134 toneladas por hectárea), superando claramente a los países que le siguen en este aspecto, entre ellos un buen número de africanos y Guatemala, y duplicando las cifras de Brasil, India y China. Gracias a esa alta productividad, y pese a la escasa extensión de las áreas de cultivo, en los últimos cincuenta años (con excepción del trienio 1992-1994), nuestro país siempre se ha ubicado entre los veinte principales productores. Su cosecha record la acaba de alcanzar precisamente en el 2013, con un volumen de casi 11 millones de toneladas, superior en 6% al del año 2012.
Con los niveles productivos de los últimos años, además, quedan atrás los desastrosos resultados propiciados por la cooperativización de las grandes haciendas azucareras durante el estatista gobierno de Velasco Alvarado, el mismo que había llevado la producción del record de 9.7 millones de toneladas logrado en 1974 (antes de la reforma agraria) a menos de 6 millones de toneladas.
Afortunadamente, partir de los años 90, con la privatización de varias de las más importantes ex cooperativas, la actividad logró resurgir, obteniendo resultados como el que acabamos de mencionar, e inclusive capacidad de exportar azúcar. Ello también ocurrió incentivado por el atractivo negocio del etanol, que propició importantes inversiones destinadas a la siembra de caña, incorporando a esta producción tierras anteriormente eriazas.
Los principales departamentos cañeros son La Libertad (donde se hallan las grandes haciendas Casagrande, Cartavio y Laredo), Lambayeque (sede de Tumán y Pomalca), Lima, Áncash y Arequipa.
Se tienen que mover los ingenios azucareros a la selva, la que ya esta deforestada, sembrar cania de azucar y arroz en el desierto es un desperdicio de agua increible.
ResponderEliminarLos ingenios como casa grande, pomalca, cartavio, huaral etc son perfectos para sacar pan llevar y cittricos en masa, pura agroexportacion, potencia mundial para agricultura organica.
Azucar y arroz consumen una barbaridad de agua, un error tirarla al desierto para sacar estos cultivos.
La síntesis es muy bueno, nos ilustra el proceso histórico y da énfasis a las regiones productoras de la caña de azúcar. Hay que darle valor agregado y ampliar la frontera agrícola para dar trabajo a nuestra gente. Saludos.
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