Tras haber visto hace algunos días información sobre la inversión extranjera directa (IED) captada por los países de nuestra región, hoy tenemos, nuevamente gracias al documento La Inversión Extranjera Directa 2015 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), datos acerca de la que va en sentido inverso, es decir, la que nuestros países efectúan fuera de sus fronteras.
Éstos muestran cómo, paralelamente a su creciente recepción de IED, los países latinoamericanos invierten cifras cada vez más considerables en el exterior, de la mano del despliegue internacional de sus empresas, que buscan nuevos espacios y oportunidades de crecimiento y rentabilidad. Pero también nos muestra que, a consecuencia de la incertidumbre internacional, y tal como en el 2013 (cuando cayó más de 30%), la cifra se ha reducido, esta vez más de 10%. Tal situación se explica, entre otras cosas, porque las empresas continúan cautelosas, redefiniendo sus operaciones, evitando una excesiva exposición externa, y, en algunos casos, concentrándose en su lugar de origen.
Según la CEPAL, la mayoría de esta corriente inversora se concentra en un reducido número de países y de grandes empresas translatinas, por lo que puede variar considerablemente si se produce alguna adquisición o proyecto de gran envergadura. Además, en su mayor parte se dirige a la misma región.
El país con más inversiones externas es Chile, que contabilizó US$ 12,052 millones, 20% más que en el año 2103, pero mucho menos que en el 2011 y 2012, cuando sobrepasaron los US$ 20 mil millones.
Le sigue México, con más de US$ 7 mil millones, monto muy inferior al nivel record de más de US$ 22 mil millones del año 2012.
Luego se sitúa el Perú, con US$ 4,452 millones, el monto más alto de su historia, resultante del fortalecimiento y la expansión internacional de un número cada vez mayor de sus empresas de diversos rubros, especialmente minero y de fabricación de productos alimenticios. La CEPAL señala que éstas vienen siguiendo una estrategia similar a la de las chilenas y colombianas, buscando mercados en los países vecinos, y menciona como ejemplos a Hochschild (minera de oro y plata, presente en Argentina, México y Chile), Minsur (minera de estaño, en Brasil), Aje, Gloria y Alicorp (presentes en numerosos mercados de la región. El organismo también hace notar que el año pasado hubo dos grandes adquisiciones por parte de las cementeras de nuestro país, pues UNACEM compró una planta en Ecuador por US$ 517 millones, y el Grupo Gloria adquirió otra por US$ 300 millones en Bolivia.
Cabe señalar, sin embargo, que las cifras consignadas por la CEPAL difieren de las que nuestro Banco Central de Reserva (BCR) consigna como inversión directa en el exterior, y más bien coinciden con la que éste considera como inversión de cartera. Según el BCR la inversión directa en el exterior es muy inferior (la del año 2013 fue de US$ 137 millones y la del 2014 de US$ 96 millones, aunque la del primer trimestre de este año sí ha alcanzado el significativo monto de US$ 576 millones).
Detrás de nuestro país figura Colombia, con US$ 3,899 millones, cifra que implica una importante reducción frente a la del año anterior, al equivaler únicamente a la mitad.
Luego se sitúan Argentina, casi duplicando su cifra del 2013, y Venezuela, incrementando en 36% la suya.
La tabla la cierra el gigante regional, Brasil, que continúa mostrando, tal como desde el año 2011, sustanciales decrecimientos. En el 2014 exhibió un monto negativo de US$ 3,540 millones, que según la CEPAL no significa que las empresas brasileñas estén abandonando sus inversiones en el extranjero (como lo prueba el hecho de que en el 2014 invirtieron en aportes de capital nada menos que US$ 19,556 millones de dólares, el volumen más alto desde 2011), sino que están recibiendo cuantiosos préstamos netos de filiales en el exterior (US$ 23,096 millones en el referido año).
No hay comentarios:
Publicar un comentario