Venezuela: las Cifras Económicas No Habidas

En Venezuela, es difícil afirmar con contundencia que existe una inflación de 100%, que la actividad económica decrece 5% frente al año anterior, o que el índice de abastecimiento es de tal o cual nivel.


No porque esos problemas no existan (y muy gravemente), sino porque el gobierno, ante su evidente incapacidad frente a una situación que hace tiempo se le fue de las manos, no ha encontrado mejor solución que esconder las cifras, de tal manera que el país, además de ser el que registra la más grave crisis económica en América Latina, también es el más oscuro en lo que atañe a información al respecto.

Así, mientras que un buen número de países latinoamericanos comienzan a publicar su dato de crecimiento económico del segundo trimestre del presente año, y ya todos hicieron lo propio con el dato de inflación de julio, el gobierno venezolano aún no emite el dato de producción ni siquiera del último trimestre del 2014, y en lo que va del año, contraviniendo flagrantemente disposiciones legales, no ha emitido un solo dato mensual referido a la inflación.

Esa crisis no tiene mucho que ver con los actuales precios del petróleo, que, si bien se han reducido considerablemente frente a los de hace algunos años, no son los mínimos históricos. Tiene mucho más que ver con la política económica del autodenominado "Socialismo del Siglo XXI" y su afán de tener al Estado como protagonista de todas las decisiones económicas, controlando precios, ignorando las señales del mercado, derrochando recursos públicos en subsidios indiscriminados e insostenibles, distorsionando indicadores, arrinconando al sector privado, cambiando abruptamente las reglas de juego, etc.

El primer video aquí presentado es una genuina muestra de esa insensatez extrema. En él se aprecia al ex presidente Hugo Chávez, el ideólogo de esa "revolución" y ese descalabro, decretando con su conocida prepotencia los tristemente célebres "exprópiese" con los cuales determinaba, caprichosamente y sin la menor reflexión, el destino de empresas y negocios que él quería tener en manos del Estado. Bajo esa absoluta inestabilidad jurídica, aparejada con la creciente inestabilidad macroeconómica, no sorprende en absoluto que la inversión privada llegara luego a los ínfimos niveles a los que llegó, que la fuga de capitales se hiciera masiva, y que la consecuente disminución de la producción y la oferta se tradujeran en grandes alzas de precios y desabastecimientos.

De ello son evidencias contundentes la inflación más alta del mundo (que ya alcanza nivel de hiperinflación), la megarecesión (con una caída del producto de 4% el año 2014 y una prevista de 5% en el actual) y el colosal desabastecimiento, que obliga a los venezolanos a grandes padecimientos, que muchas veces terminan, dadas las ansias por conseguir los bienes deseados, en desagradables disputas.


El segundo video, preparado en abril de este año por el diario colombiano El Tiempo, nos brinda una excelente referencia acerca de lo que ha ocurrido en el país de Bolívar. Con unas cuantas imágenes y conceptos muy fáciles de entender nos explica lo que la insensatez, la irracionalidad y la demagogia son capaces de hacer en cualquier país que, desatendiendo las múltiples lecciones de la historia, decide ignorar las reglas básicas de la economía. No importa si se trata de un país desarrollado como Grecia, uno de gran riqueza minera como el Perú (que con un modelo muy parecido tuvo su gran descalabro económico desde fines de los años 60 hasta fines de los 80) o uno de los mayores productores de petróleo del mundo, como lo es Venezuela.

¿Y qué tiene que ver todo esto con el tema de nuestro blog? Ocurre que el desarrollo de nuestro país lo lograremos únicamente si mantenemos la seriedad de nuestro manejo económico. Y en ese sentido resulta totalmente pertinente repasar los buenos y malos ejemplos que nos brindan el mundo y su historia, para emular aquéllos que nos conviene y vale la pena imitar, y apartarnos todo lo posible de aquéllos que, como en el caso venezolano, sólo han generado retroceso y amargura.