Después de mil y un avatares y sucesos económicos, la moneda peruana retoma su nombre original y de mayor tradición, Sol.
Con esa denominación, establecida el año 1863 (y con el diseño mostrado en la imagen adjunta) se mantuvo vigente hasta 1931, cuando (junto con el nacimiento del Banco Central de Reserva) se creó el Sol de Oro. Luego, duramente afectada por la inflación de los años 70 y mediados de los 80, desapareció en 1985, para dar paso al Inti.
Lamentablemente, éste quedó destrozado en apenas cinco años, con la hiperinflación del desastroso primer gobierno de Alan García.
Así que en 1991 hubo que volver a cambiar la moneda, y nada mejor que evocando a la moneda histórica: con ello se dio paso al Nuevo Sol.
Afortunadamente, éste nació en el marco de un modelo económico que sí funcionó muy bien y se mantiene hasta hoy, por lo que, pese a eventuales subidas y bajadas derivadas del acontecer económico y financiero mundial, mantiene su valor y su "dureza" como activo, a tal punto que es ampliamente aceptado en el mercado nacional e internacional de capitales, cuando nuestro país decide hacer emisiones de bonos y otros títulos de deuda.
Es en ese contexto económico que renace el Sol, equivalente en valor a la sólida moneda que le antecede y únicamente diferente en la carencia de la expresión "Nuevo". Si todo sigue marchando tan bien como hasta ahora en cuanto a la fundamental estabilidad macroeconómica, lo más probable es que se mantenga vigente durante mucho tiempo.
Fotos: Museo Numismático del Perú
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