La inflación, dada por la variación del índice de precios al consumidor, es el termómetro de la economía, pues refleja la existencia de desequilibrios entre la oferta y la demanda. Por ende, es fundamental mantenerla en el nivel más bajo posible.
En ese intento, México es el país que mejores resultados viene mostrando, con una tasa anual que sólo llega a 2.21%, en la parte baja de su rango meta de entre 2 y 4%. Pese a su sorprendente dato de 0.55% en noviembre.
Le sigue Chile, con una tasa de 3.9% en los últimos doce meses, que parecía podría incrementarse, pero fue felizmente frenada por la nula subida de precios en noviembre.
El Perú es el tercero en la lista, con una tasa que, al haber superado el 4.17% obligó al banco central a elevar su tasa de referencia. Si bien buena parte de ella se origina en el incremento del tipo de cambio (que encarece los precios de los numerosos productos que nuestra economía importa), es necesario quitarle ímpetu a la escalada alcista.
Luego se sitúa Colombia, con una cifra que comienza a hacerse sumamente elevada, lo que se corrobora con la tasa de noviembre.
Y luego de esos cuatro países de la Alianza del Pacífico, se ubican los tres del Mercosur, con tasas de dos dígitos.
El primero es Brasil, con una de 10.48%, que, a tenor de lo visto en el último mes, y de los serios problemas de manejo en el país, amenaza seguir creciendo. Le sigue Argentina, con una tasa que suscita dudas y que tendrá que ser revisada por el nuevo gobierno, y cierra la tabla Venezuela, con desactualizados datos correspondientes al año 2014, que en el presente año se habrían disparado a niveles de hiperinflación, con una tasa que bordearía el 200%.
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