Faltando tan sólo un mes para conocer el desempeño total a lo largo del año 2015, las siete principales economías de América Latina muestran cifras sumamente variadas en lo que se refiere al crecimiento de su producto bruto interno (PBI). En algunos casos éstas son bastante aceptables, pero en otros, lamentablemente, son de lo más preocupantes.
El tipo de política económica empleada ha sido determinante en esa disparidad. En efecto, los países con economías más abiertas, pese a haber sido golpeados en sus sectores externos con similar intensidad que aquéllos con economías más cerradas, han resistido mucho mejor los avatares del entorno global, que en nuestra región se pusieron de manifiesto con la dramática caída de precios de los commodities, desde el oro y el cobre hasta la soja, el trigo, el petróleo y el hierro. Dado que dichos bienes constituyen la principal o una de las principales fuentes de divisas y de recursos fiscales, resulta casi lógico que una circunstancia adversa concerniente a ellos los afecte significativamente.
Ese problema de precios y otros que vienen afectando el panorama económico mundial (el alza del dólar, la retracción de la inversión extranjera, etc) se explican por la cada vez más manifiesta debilidad de la economía china, la aún muy incipiente recuperación europea, las restricciones monetarias de Estados Unidos y otros hechos importantes.
Concentrándonos en los datos que motivan esta nota, podemos ver que Colombia es el país que más viene creciendo, con una tasa de 3.4% en noviembre y una acumulada que llegaba a 3.0%.
El Perú, que a principios del año apenas figuraba en un rezagado cuarto lugar, ha venido escalando posiciones de la mano de la sostenida recuperación de los últimos meses (muestra de la cual es el vigoroso último dato de 3.96%), y en noviembre se sitúa segundo, con una tasa acumulada de 2.74%.
Le sigue México, el país menos afectado por la baja de los commodities, por cuanto un porcentaje muy importante de sus exportaciones proviene del sector manufacturero. Tras éste se sitúan Argentina (cuyas cifras están siendo objeto de revisión, dada la casi nula credibilidad de su instituto de estadística bajo el gobierno anterior) y Chile, duramente frenado por la baja del cobre, sin la menor duda su principal fuente de ingresos.
Los dos últimos lugares corresponden a países en graves problemas. Brasil, que además sigue abrumado por una inflación en alza, vio decrecer su PBI en nada menos que 6.14% en noviembre, con lo cual acumula una caída de 3.85% en lo que va del año.
Venezuela, por su parte, se halla en una situación crítica, pues a su hiperinflación (la más alta del mundo con su nivel aproximado de 200%) se agrega una nueva considerable caída de su producto, que el año 2014 ya cayó 4%. Según cifras oficiales, hasta setiembre del 2015 había un retroceso de 4.5%, pero según el FMI, el dato al cierre del año sería negativo en 10%.
Nota: el texto y el cuadro de este artículo fueron modificados el día 5 de febrero, para incluir el dato de Colombia, recién publicado por el DANE.
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