Afortunadamente, comienzan a mejorar las noticias en el sector externo, concretamente en lo que atañe a precios de nuestras principales exportaciones. Eso se comprueba en los siguientes gráficos, publicados hace pocos días por el Banco Central de Reserva (BCR).
El primero permite ver que nuestra principal venta externa, el cobre, después de haber registrado a inicios de este año su menor precio en varios años (menos de US$ 2.00 la libra), ha elevado aproximadamente 10% su cotización, que ya casi llega a US$ 2.20.
Algo aún mejor ocurre con nuestro segundo principal commodity de exportación, el oro, el cual, después de haber descendido a US$ 1,060 la onza troy en los primeros días del presente año, ya alcanza los US$ 1,250, con una considerable recuperación de 18%.
Una evolución igualmente positiva tiene lugar con el zinc, metal cuyo precio en los mercados internacionales, después de haberse ubicado en unos US$ 0.65 la libra, ahora se sitúa en US$ 0.83, con una importante alza de 28%.
Al parecer, recientes compras por parte de China, sumadas a ofertas algo restringidas, están empujando hacia arriba los precios. En el caso del oro, la situación también se explica por una creciente demanda de los bancos centrales y por el retroceso del dólar (que como se sabe tiende a variar en forma opuesta al metal precioso).
Eso, obviamente, le viene de perilla a nuestra economía, que está teniendo en el sector externo una de las principales causas de su desaceleración. Una evolución como la descrita le proporciona un invalorable oxígeno, y, de sostenerse en el tiempo, sin duda le generaría perspectivas mucho más favorables.
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