La reciente mejora de la calificación crediticia de Argentina por parte de las tres principales agencias del mundo en la materia (Standard & Poor's, Fitch y Moody's) constituye una buena razón para ver cómo va nuestra región en el tema.
Dicha calificación se determina tomando en cuenta la que las mencionadas agencias asignan a los bonos soberanos de largo plazo en moneda extranjera emitidos por el país analizado. Una más alta indica más sólidos fundamentos y mejores cifras en los múltiples aspectos considerados en la evaluación, lo que se refleja en una mejor capacidad de pago de la deuda. Siendo así, incrementa la probabilidad de que sus emisiones de bonos en los mercados internacionales de capital se efectúen exitosamente, tanto en lo que atañe a demanda, como a tasas de interés y plazos. Es decir, contribuye a que el país obtenga mejores condiciones de financiamiento, las que luego se traducen en los créditos que las empresas y personas reciben localmente. Pero eso no es todo: una mejor calificación crediticia también genera más confianza a los agentes económicos internos y externos, propiciando el incremento de las vitales inversiones.
El ranking es encabezado por Chile, que según las tres agencias luce calificaciones ya muy cercanas a las de los países más desarrollados.
Aunque varios escalones más atrás, el Perú también destaca en la región. Haber atravesado la dura crisis de los últimos años sin haber dejado de crecer y manteniendo en buena posición sus principales variables ha sido bien ponderado por las agencias, que probablemente estén esperando la definición del próximo gobierno para decidir una eventual mejora.
México, poseedor de buenos fundamentos, también es calificado con una alta nota.
Más atrás figuran Panamá, Colombia y Uruguay, países con los cuales se cierra la lista de los que poseen grado de inversión, un grado crediticio que los hace atractivos y confiables para el capital internacional.
Luego se ubican los de grado especulativo, al considerarse que los créditos e inversiones dirigidos a ellos tienen un mayor grado de riesgo, debido a su menor fortaleza macroeconómica y fiscal y/o a perspectivas no tan halagüeñas.
En este grupo sobresale Brasil, que después de haber figurado al nivel del Perú, con grado de inversión, hoy apenas se sitúa en la décima posición, con calificaciones que dejan ver la abrupta pérdida de prestigio crediticio a la que lo llevó su política económica heterodoxa de los años recientes.
Contrariamente, su principal socio del Mercosur, Argentina, comienza a mejorar su rating. Primero Moody's, luego Standard and Poor's, y hace un par de días Fitch, han elevado su calificación, atendiendo al cambio de rumbo emprendido por su flamante presidente Macri, y a la nueva disposición mostrada para con los acreedores. Si bien el país aún se halla en los últimos lugares de la tabla, luce muy buenas perspectivas, en razón de que ha optado por un camino que sin duda le llevará a mejorar en el tema, con todo lo que ello implica en cuanto a captación de capital y atracción de inversiones.
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