Antes de lo previsto, la inflación anual (la variación anual del índice de precios al consumidor de Lima Metropolitana) retornó al rango meta de entre 1 y 3% fijado por el Banco Central de Reserva (BCR).
Ello ocurrió gracias a la bajísima tasa de 0.08% registrada en julio, con lo cual la acumulada en lo que va del año sólo alcanza el 1.60%.
Se trata de una excelente noticia, considerando los múltiples efectos perniciosos de una elevación sostenida y considerable de dicha variable, comenzando por la pérdida de capacidad adquisitiva de la población, especialmente la más pobre.
Como se aprecia en el gráfico, la inflación comenzó a salirse del rango en los primeros meses del año pasado, debido principalmente al alza del tipo de cambio, que al incrementar significativamente los costos en soles de las numerosos productos que nuestro país importa (bienes de consumo, insumos y bienes de capital), desencadenó el fenómeno, que en los meses más críticos (a fines del año pasado e inicios del actual) llegó a sobrepasar holgadamente el 4%.
Para intentar mitigar el fenómeno, y que no se descontrolara ni provocara una expectativa alcista, el BCR incrementó repetidas veces su tasa de interés de referencia, pero con plena conciencia de que había que esperar a que el tema cambiario se normalizara. Felizmente, así ocurrió, y por eso el dato comenzó a ceder claramente desde febrero, para retornar, finalmente, al rango deseado.
La tasa anual a nivel nacional aún no retorna al rango, pero seguramente lo hará en el presente mes, dado que a la fecha, después de un sostenido decrecimiento, ya está en 3.11%.
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