El riego país es un indicador que señala la probabilidad de que un país incumpla el pago de su deuda. Tal evaluación se deriva de su situación y desempeño fiscal, macroeconómico, externo y también político, pues esos factores definen sus perspectivas de captar inversiones, crecer, mejorar sus ingresos y por ende incrementar su capacidad de pago.
Existen diversas herramientas para medirlo, siendo una de las más empleadas el denominado EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Éste toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los más seguros del mundo). A más diferencia, mayor nivel de riesgo.
En América Latina, la crisis internacional tuvo efectos importantes en la situación de las economías, por ejemplo con la caída de los precios de los commodities que exporta. Pero el factor decisivo lo ha sido el manejo propio de cada una de ellas, pues es éste el que ha dado lugar a la situación actual de sus finanzas públicas, buena o aceptable en algunos casos, y mala o pésima en otros. Veamos, con información al 23 de noviembre, cómo marchan al respecto los países de la región.
Chile y el Perú son los líderes, con 176 puntos básicos (1.76 puntos porcentuales). Sus políticas económicas, consideradas saludables y responsables, los hacen los menos riesgosos. Panamá también destaca, y tras ella figuran Uruguay y Colombia.
México, pese a su buen manejo, sufre los efectos de la incertidumbre por el triunfo de Trump. Brasil por su parte, padece las consecuencias de una grave crisis política y económica, de la cual comienza a dar señales de recuperación.
Argentina, con políticas que han generado confianza, se desembaraza poco a poco de su anterior enorme nivel de riesgo, en tanto que Ecuador, sumido en una fuerte recesión debido a su dependencia del alicaído petróleo, mantiene su característica de país de alto riesgo, agravada por su conducta confrontacional.
Venezuela, abrumada por múltiples desequilibrios que han esfumado la inversión privada, y que han generado hiperinflación y una enorme recesión, se sitúa, solitaria, en el fondo de la tabla, unánimemente considerada como el país de mayor riesgo.
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