En efecto, en la mayoría de ellas las tasas de crecimiento de dicha variable son débiles o negativas, reflejando problemas y circunstancias de diversa índole, tanto internas como externas.
El Perú marcha adelante, pese a su ínfima tasa de 0.74% en febrero, debido a la caída de cinco sectores y la considerable ralentización de la minería. Con ello, su dato del primer bimestre asciende a 2.75%, previéndose que los de marzo y abril resulten bastante débiles (o hasta negativos) por los efectos de los desastres naturales, que afectaron duramente varios sectores.
Le sigue México, que avanzó 3% en enero, pero en febrero se ha desacelerado a 1%, obteniendo con ello un dato acumulado de 2%.
En el tercer lugar se sitúa Colombia, sin crecimiento en febrero, y una expansión de apenas 0.6% en lo corrido del año.
Chile enfrenta una situación aún más débil, con una caída de 1.3% en febrero, que lleva el acumulado bimestral a una cifra casi nula.
Luego figura Brasil, que tras haber padecido dos años de fuerte contracción, está por abandonar esa mala etapa, como lo demuestra su muy leve retroceso de febrero, que se traduce en uno aún más leve en lo que va del año.
Casi al final de la tabla se ubica Argentina, que en diciembre y enero había logrado dejar atrás ocho meses de caídas, pero que en febrero ha vuelto a registrar un retroceso, de 2.2%, con lo cual su dato del bimestre deviene negativo en 0.4%.
Por último tenemos a Venezuela, que no deja de agravar su crítica situación. El FMI estima que su economía, luego de haber caído 3.9% en el 2014 y 6.2% en el 2015, decreció a la brutal tasa de 18% en el 2016, y prevé que vuelva a desplomarse 7% este año, en un trance económico realmente catastrófico.
Nota: el texto y el cuadro de este artículo fueron modificados el 24 de abril, para incluir el dato de México, recién publicado ese día por el INEGI, y luego el 25 para hacer lo propio con el dato argentino publicado por el INDEC.
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