El Perú, una de las principales potencias mineras del mundo, tiene en este sector a uno de los puntales de su crecimiento y desarrollo.
Por ello, resulta imperativo que siempre mantenga en ejecución nuevos proyectos, que le permitan disponer de nuevas fuentes de producción, empleo de alta calificación, divisas, recaudación fiscal, construcción de nueva infraestructura y descentralización.
Así ha ocurrido en las últimas décadas, cuando la puesta en marcha de las gigantescas Antamina, Toromocho, Las Bambas, Yanacocha, Antapaccay y Constancia, así como la ampliación de Cerro Verde, permitieron obtener beneficios tan importantes como los mencionados en el párrafo anterior.
Ahora vienen otros igual de grandes, señalados por el Ministerio de Economía y Finanzas en su Informe de Actualización de Proyecciones Económicas publicado ayer, y visibles en el mapa adjunto.
Se trata de seis proyectos de respetable envergadura, que en conjunto implican un monto de inversión cercano a US$ 12 mil millones.
De ellos, el más grande es el de cobre de Quellaveco, situado en el sureño departamento de Moquegua, y que ya ha definido su ejecución, en la cual se invertirá nada menos que US$ 5 mil millones. Allí se producirá unas 225 mil toneladas finas de cobre al año, lo que permitirá añadir cerca de un punto al PBI.
Le sigue en importancia Michiquillay, ubicado en el norteño departamento de Cajamarca, que ya está próximo a ser adjudicado y donde se invertiría US$ 1,960 millones.
Otros destacados proyectos cupríferos son Mina Justa, en Ica, y la ampliación de Toromocho, en Junín, ambos a ejecutarse con una inversión de US$ 1,300 millones.
Y también sobresale Pampa de Pongo, un proyecto ubicado al noroeste de Arequipa y que, a diferencia de los mencionados, no es de cobre, sino de hierro. Allí se invertirá US$ 1,500 millones.
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