Si bien el primer trimestre del año transcurrió bajo un entorno internacional de notable recuperación de precios de varios de los principales commodities que exportan las siete economías más grandes de América Latina (desde el cobre y el oro hasta la soya y el petróleo), éstas aún no logran acelerar debidamente el crecimiento de su producto bruto interno (PBI).
Eso lo veremos a continuación en los dos siguientes cuadros, el primero mostrando la data de la actividad económica, con los indicadores referenciales y aproximados que los institutos de estadística publican cada mes, y el segundo con la información ya consolidada del producto bruto interno trimestral.
La excepción a lo señalado en el primer párrafo la dio la economía mexicana, que sí avanzó fuertemente en marzo, a una tasa de 4.41%. acumulando con ello una de 2.8% en el trimestre.
La peruana, por su parte, sólo avanzó 2.08%, debido a que la inversión se vio afectada por el aletargamiento de varias de las principales obras de infraestructura programadas. El fenómeno de El Niño Costero también impactó, aunque felizmente no tanto como se había estimado en un primer momento.
Luego se ubica la de Colombia, que desde hace varios meses no logra zafarse de un crecimiento tan magro como el que acaba de registrar en marzo, y que se plasma en un avance acumulado de apenas 1.1%.
Tras ella se sitúa la de Argentina, cuyo resultado levemente favorable de marzo le brinda un respiro en su lucha por dejar atrás la elevada inflación heredada del gobierno anterior. Con ello, su dato acumulado en el trimestre ya logra ubicarse en el terreno positivo, aunque no puede hacer olvidar que el dato anual aún es fuertemente recesivo.
Luego figura la de Chile, que viene atravesando un proceso de bajo crecimiento, corroborando que el gobierno actual, que ya está de salida, no logró generar entusiasmo empresarial. Muestra de ello es su ínfima tasa de avance en lo que va del año, que no ha podido ser acrecentada ni por la recuperación del precio del cobre, principal exportación del país.
Posteriormente se sitúa la economía de Brasil, que paso a paso se encamina a dejar atrás la dura recesión en que se había sumido, como lo muestra su dato, apenas negativo, del primer trimestre. Lamentablemente, la grave crisis política que viene padeciendo, y que podría originar el desafuero de su presidente, probablemente afecte la confianza de los consumidores e inversionistas y enfríe el referido proceso de recuperación.
Y por último se tiene a la economía de Venezuela, sumida en el más absoluto descalabro. Allí, según el FMI, se habría registrado una brutal caída productiva de 18% en el 2016, y este año habría otra de 7.4%.
Nota: el texto y los cuadros de este artículo fueron modificados en los días posteriores a su publicación original, para actualizarlos con los datos más recientes difundidos por las respectivas entidades estadísticas.
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