Por su riqueza cultural, paisajística, histórica y gastronómica, su agradable clima, la calidez de su gente y su cada vez más adecuada infraestructura, el Perú posee un altísimo potencial para el turismo.
Por ende, y para que la referida actividad se convierta en gran protagonista de nuestro desarrollo (como le corresponde debido a sus ventajas competitivas), debe gozar de la máxima prioridad, y todos los peruanos, desde el gobierno hasta las empresas y los ciudadanos, debemos prodigarle nuestros mejores esfuerzos.
De ello no sólo dependerá el ingreso de una importante cantidad de divisas, sino también la buena imagen de nuestro país, la misma que luego cada turista bien atendido se encargará de difundir internacionalmente.
En cierta forma ello ya viene ocurriendo, pero aún falta mucho más. El año pasado nuestro país recibió 3.7 millones de turistas, cantidad que, si bien representa una sostenida mejora frente a años previos (el doble que diez años atrás), aún no está acorde, en absoluto, con los múltiples atractivos que nuestro país ofrece, y que sin duda ameritarían hacerse más conocidos.
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