Como ya hemos visto, las líneas de transmisión a 220 kilovoltios (KV) están dejando de ser las más potentes de nuestro sistema eléctrico.
Es que gradualmente están cediéndole el paso a las de 500 KV, capaces de transportar diez veces más energía, lo que redunda en una menor pérdida y por ende un menor costo. Ya con 2,700 kilómetros de líneas de esa elevada capacidad de conducción, nuestro sistema eléctrico se está haciendo mucho más eficiente y confiable.
Pero eso no significa que las líneas a 220 KV vayan a desaparecer, pues no sólo seguirán operando, sino también extendiéndose, cubriendo las rutas secundarias que actualmente vienen siendo cubiertas por las de 138 KV, y que, por ende, también resultarán mejoradas.
Muestra de ello es la línea de transmisión de más de cien kilómetros de largo que, partiendo desde la localidad de Tintaya, en el departamento del Cusco, llegará hasta la de Azángaro, en Puno. Como se aprecia en el mapa, allí sólo había una línea de 138 KV, pero ahora habrá una adicional, ya no de dicha capacidad, sino de 220 KV.
Ese proyecto acaba de obtener la luz verde, gracias al exitoso proceso de concesión llevado a cabo por Proinversión, que concluyó anteayer, con la adjudicación, para su construcción y operación, a la empresa de capitales españoles Red Eléctrica del Sur.
Luego, confirmando lo que acabamos de decir, esa red a 220 KV se seguirá extendiendo hacia otros dos lugares que actualmente son servidos con líneas a 138 KV: la ciudad de Puno (pasando por Juliaca) y la zona de Quillabamba, pasando por el corazón del departamento del Cusco. Un incremento de capacidad que permitirá mejorar considerablemente la calidad del servicio en la sierra sur del país.
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