Lima ha avanzado bastante en los últimos años en el esfuerzo por mejorar su (a todas luces) insuficiente infraestructura vial.
Prueba de ello son los dos túneles mostrados en estas imágenes. El primero es el Benavides, que cruza la Carretera Panamericana Sur, en el distrito de Surco. Inaugurado en marzo de este año, tiene una sola calzada (en direccción de norte a sur), y 580 metros de largo neto (sin incluir sus 280 metros de rampas).
El segundo es el Gambetta, ubicado en la autopista homónima, en la provincia del Callao, e inaugurado en abril del presente año. Este es bastante más imponente que el otro por varias razones: cuenta con dos calzadas (de tres carriles cada una), es mucho más largo (tiene 960 metros de un extremo al otro) y por si fuera poco cuenta con un espacio entre sus dos calzadas por el que en el futuro transitará un ferrocarril, que unirá al Callao con Ventanilla y el norte capitalino. Pero este túnel también destaca por el notable hecho de que encima suyo carretearán los pesados aviones que empleen la segunda pista del aeropuerto internacional Jorge Chávez, próxima a ser construida.
Pero ninguno de ellos podrá competir con el túnel subfluvial que vimos aquí, que forma parte de la gran autopista urbana limeña denominada Línea Amarilla, y que ya está muy cerca de quedar concluido. Es que este tendrá nada menos que 1.6 kilómetros de largo, y discurrirá debajo del río Rímac, ese que cada verano deja claro, con su torrentoso paso, por qué es conocido como "el río hablador".
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