Luego de dejar atrás el tema de la vacancia presidencial, y cuando todo hacía prever que se asistiría a un fin de año tranquilo, anunciador de un 2018 muy halagüeño, el panorama político se ha vuelto a ensombrecer.
Es que la decisión del presidente Kuczynski de indultar al ex mandatario Alberto Fujimori ha molestado a un gran sector de la población, que ya comenzó a manifestar su descontento, no sólo en las calles, sino también a nivel de voceros, analistas, medios de prensa y funcionarios, y de los aliados, congresistas y ministros del propio gobierno.
La medida ha puesto en evidencia que se ha producido un reprochable canje por los votos que una parte del fujimorismo le endosó al presidente y que lo salvaron de la vacancia. Es decir, esos no fueron los votos de conciencia que se reclamaba, sino meras contraprestaciones adelantadas por la liberación del ex gobernante.
Además, la medida ha causado desagrado porque todo indica que Alberto Fujimori no reúne las condiciones médicas que la justifiquen, y que sólo estaba prevista (y a la cual nadie se hubiera opuesto) en caso de enfermedad terminal o de alguna otra circunstancia muy grave.
Ahora, habiéndose cedido a un acuerdo tan cuestionable como el mencionado, y habiéndose forzado las cosas para hacer pensar que el indulto se ameritaba, es previsible que los días siguientes sean de duros debates políticos, que nuevamente tendrán al país alejado de la tranquilidad que se merecía. Ojalá no ocurra así.
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