En el marco de su política monetaria, los bancos centrales proveen de liquidez a la economía, buscando que dicho nivel satisfaga los requerimientos normales de las personas, empresas y gobierno, pero no impacte en la inflación, que se busca mantener en el nivel más bajo posible.
A tal efecto, establecen una tasa de interés, llamada de referencia. Mediante esta y los préstamos que otorgan a los bancos y demás entidades del sistema financiero, influyen en el costo del dinero en toda la economía.
Cuando la inflación aumenta, elevan la tasa, con el fin de restringir la demanda, en tanto que cuando la actividad productiva se desacelera, la reducen, para permitir que esta tome un nuevo impulso.
Pare decidir al respecto, también deben evaluar el panorama externo, pues por ejemplo una elevación de la tasa de interés en Estados Unidos podría provocar la salida de capitales hacia ese país, obligando al banco central nacional a elevar su tasa para contrarrestar tal situación.
Desde la última vez que tratamos el tema en esta sección, seis de las siete mayores economías latinoamericanas han modificado sus tasas, de tal manera que las actualmente vigentes son las siguientes:
Chile, el país de la menor tasa, fue el único que la mantuvo sin cambio.
El Perú, segundo en la lista, la redujo de 3.50% a 3.25%, para apuntalar su actividad productiva, dado que su inflación bajó notablemente. En el mismo sentido y por la misma razón procedieron Colombia y Brasil.
En cambio la elevaron Argentina y México, ambos aquejados por una inflación que no satisface en absoluto los planes de sus respectivos bancos centrales. El país norteño lo acaba de hacer hoy.
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