La inflación, es decir la variación del índice de precios al consumidor, debe mantenerse en el nivel más bajo posible, para que no afecte la capacidad adquisitiva de las personas, el incentivo a ahorrar, el valor de la moneda, la competitividad del país, la planificación empresarial y muchas otras variables.
Así las cosas, se puede decir que en el año 2017 América Latina tuvo un buen desempeño en la materia, pues casi la mitad de sus países registraron una inflación de un nivel inferior al 3%.
Los más destacados fueron Ecuador, Panamá y el Perú, con tasas de -0.20%, 0.90% y 1.36%, respectivamente. Fue especialmente notable lo del país centroamericano, que año tras año viene registrando la combinación ideal de baja inflación y elevado crecimiento productivo.
Nuestro país, que durante los tres últimos años se había salido de su rango meta de entre 1 y 3%, logró retornar a él, con una tasa que beneficia a todos los agentes económicos y permite al BCR desarrollar una política monetaria más propicia para con la reactivación.
Otros ocho países no lo hicieron tan bien, pues exhibieron tasas mayores a 4%, y cercanas al 7%. El más notorio de ellos fue México, que está teniendo dificultades en la materia, con una cifra que más que duplicó la del año 2016, aunque en gran medida es explicada por el desembalse de los precios de la energía y otros bienes a inicios del 2017.
Los países más inflacionarios son Argentina (que pese a sus avances para reducir desequilibrios y abrir más la economía aún tiene pendiente la reducción del gasto, para que deje de impactar en los precios) y Venezuela, país en el cual no hay solución a la vista, sino perspectivas cada vez más sombrías.
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