La inflación mensual en Estados Unidos repuntó considerablemente en enero.
Después de haber sido negativa o casi nula en el último trimestre del año pasado, en enero ha saltado hasta 0.5%, tomando por sorpresa a los analistas, que esperaban una de sólo 0.2% (a modo de comparación, la nuestra sólo llegó a 0.13%).
Eso, lógicamente, ha generado gran preocupación en los agentes económicos, que temen que ahora la Reserva Federal (banco central de ese país) endurezca su política monetaria, en un contexto que ya venía subiendo su tasa de referencia (como lo hizo en junio y diciembre) inclusive con una inflación baja, aprovechando el buen desempeño de la actividad productiva, que ya no requería de un estímulo.
En realidad, esa perspectiva ya comenzó a ponerse de manifiesto en los mercados. Así lo demuestra la evolución en los últimos días de dos tasas clave, que tienen mucho que ver con el costo del dinero.
La primera es la tasa de interés de los bonos a diez años del Tesoro de ese país, que, como apreciamos en el siguiente gráfico, ha subido aceleradamente en los últimos días, y ya llega a 2.90%.
La segunda es la Libor a tres meses, que también ha trepado en forma significativa, no sólo como consecuencia de los datos inflacionarios de Estados Unidos, sino de los de su propio país de origen, el Reino Unido, que vienen aumentando desde un tiempo aún mayor.
El alza de las tasas de interés, al hacer más atractivas las inversiones financieras en esos países, que gozan de las preferencias de los inversionistas por su bajo nivel de riesgo, tienden a succionar recursos de los países menos desarrollados (y por ende más riesgosos), y, al provocar esa salida de recursos (léase dólares), presionan al alza el tipo de cambio y perturban su estabilidad financiera.
Eso se está notando en la evolución del riesgo-país, tal como se aprecia en el tercer gráfico, que muestra que tanto el riesgo latinoamericano como el peruano (mucho más bajo que el de la región) se han elevado considerablemente en los últimos días por esta causa exógena.
Ojalá el Perú no se vea demasiado afectado por tal circunstancia, que se produce precisamente cuando el BCR venía reduciendo su tasa de referencia (en el afán de contribuir a reactivar nuestra economía) y también cuando el nivel de riesgo iba en franca caída, acercándose a su mejor posición histórica.
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