Existen diversas herramientas para medirlo, siendo una de las más empleadas el denominado EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Éste toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (reputados como los más seguros del mundo). A más diferencia, mayor riesgo.
En lo que va del año, este indicador ha desmejorado en prácticamente todos los países de la región, debido en gran parte a la incertidumbre internacional acerca de las tasas de interés, el tipo de cambio y otras variables relevantes.
Chile es el país menos riesgoso, con un nivel de 134 puntos básicos (pbs), equivalentes a 1.34 puntos porcentuales. La recuperación de su actividad productiva está fortaleciendo sus capacidades financieras.
Le sigue Panamá, en virtud de su buen manejo macroeconómico, que le permite tener una muy baja inflación y el mayor crecimiento regional.
El Perú se ubica tercero, gracias a sus muy reconocidas políticas económicas, que les permiten una buena capacidad de pago y con ello gozar de la confianza de la comunidad financiera internacional y obtener recursos en las mejores condiciones. La recuperación que comienza a ponerse en evidencia seguramente abonará en tal sentido.
Uruguay y Colombia también tienen un nivel relativamente bajo, muy inferior al promedio latinoamericano de 383 pbs.
Brasil y México, otrora con riesgos comparables al peruano, ahora exhiben unos bastante más altos.
Argentina, en problemas fiscales, y con elevada inflación y creciente deuda, fue uno de los países que más incrementaron su dato, en alrededor de 100 pbs.
Y la lista la cierra Venezuela, cuyo elevadísimo indicador implica que si el país deseara créditos internacionales debería pagar una tasa de interés prohibitiva.
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