La inversión extranjera directa (IED), que suele llegar al país para participar en proyectos productivos y de largo plazo, inició el año con un monto satisfactorio, de US$ 2,039 millones en el primer trimestre.
Ello ocurrió pese al relativamente escaso avance o inclusive la paralización de varios de los principales proyectos de infraestructura (Línea 2 del Metro, gasoducto andino del sur, aeropuertos internacionales de Chinchero y Lima), que se vieron afectados por problemas tales como los escándalos de Lava Jato y Odebrecht, la inestabilidad política que desembocó en la renuncia presidencial, la demora del Estado para sanear y entregar los terrenos pertinentes, etc.
La recuperación de la inversión en minería y otros sectores fue clave para revertir esa difícil situación, que había llegado a su momento más crítico en el segundo trimestre del año pasado, en que el monto de IED apenas alcanzó los US$ 334 millones.
El dato del primer trimestre de este año se explica especialmente por un flujo positivo de US$ 1,827 millones por reinversión de utilidades (las que en lugar de ser repatriadas se destinan a seguir ampliando la capacidad instalada y atender otros requerimientos). Además, hubo un ingreso de US$ 104 millones por aportes y otras operaciones de capital (dinero fresco que entra a los proyectos o empresas) y uno de US$ 108 millones por préstamos netos con la matriz (diferencia entre los montos de préstamos recibidos de ésta y los devueltos).
Para el resto del año la situación luce más alentadora, pues se vienen intensificando los trabajos en importantes proyectos, como la Línea 2 del Metro de Lima y la ampliación de la mina de hierro de Marcona, y están próximos a iniciarse otros, como los de Quellaveco, Mina Justa, la ampliación de Toromocho y el aeropuerto internacional Jorge Chávez.
En cuanto al monto acumulado o stock total de IED, acaba de superar los US$ 100 mil millones, con una cifra que equivale aproximadamente al 47% del producto bruto interno.
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