A la vez que dinamizando sus aparatos productivos, la mayoría de las siete principales economías latinoamericanas vienen reduciendo de manera sostenida sus tasas de inflación.
El Perú, que tuvo un descenso de precios en abril, es el país más destacado en la materia, con una cifra anual de apenas 0.48%, inferior a la señalada en su exigente rango meta de entre 1 y 3%.
Le sigue Chile, con una tasa de 1.89%. Luego se sitúan Brasil y Colombia, con tasas de 2.76% y 3.13%, respectivamente.
México viene recuperando su estabilidad, afectada con el "gasolinazo" de inicios del año pasado, que le alejó considerablemente de su rango meta de entre 2 y 4%. En abril acaba de tener un dato fuertemente negativo, que contribuye en ese objetivo.
Argentina, en cambio, sigue teniendo problemas, como lo demuestran sus más recientes datos mensuales (que han impedido que el anual baje del inadmisible nivel en que se halla a la fecha) y como lo acaba de poner de manifiesto su reciente solicitud de apoyo crediticio al FMI, para apuntalar sus finanzas públicas y su problema de deuda.
Venezuela es, como se sabe, un caso aparte, sin el menor indicio de solución a la vista, con un gobierno que, lejos de intentar solucionar el problema, cada día lo agrava con aumentos salariales y demás iniciativas de gasto absolutamente irresponsables. Según la opositora Asamblea Nacional, único medio a través del cual se puede tener alguna referencia del desastre allí existente, la inflación de abril fue de 80.1%, llevando la cifra anual al brutal nivel de 13,779%.
Nota: el texto y cuadro de este artículo fueron modificados el día 10 de mayo, para incluir el recién publicado dato de Brasil, y luego el 15, para hacer lo propio con el de Argentina.
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