Tras haberla reducido de manera sostenida entre mayo del año pasado y marzo del actual, el BCR está manteniendo sin variación en los últimos meses, en 2.75%, su tasa de interés de referencia.
Nuestro banco emisor emplea, al igual que sus pares del mundo, dicha tasa para influir en la actividad económica, elevándola en los momentos de inflación y recalentamiento, y reduciéndola en los de desaceleración y estancamiento. Al hacerlo, se preocupa de que mantenga un nivel real positivo, que estimule el ahorro y refleje el costo del dinero, para no emitir señales equívocas en la inversión ni generar distorsiones.
La referida tasa de 2.75%, no obstante ser baja en comparación con las de otros bancos centrales, y la menor en nuestro país en los últimos años, es adecuada, pues cumple la condición mencionada en el párrafo anterior, de ser positiva en términos reales (en 0.42%).
Y como su nivel real es menor que el de la denominada tasa neutra de interés (1.75%), la política monetaria resulta expansiva, es decir, estimula el crecimiento de la economía. Si fuera mayor que la tasa neutra, la referida política sería calificada de contractiva, pues propiciaría la desaceleración y el enfriamiento.
La tasa ha venido siendo expansiva en los últimos seis años, en especial en el 2015, cuando la desaceleración iniciada un año antes venía generando honda preocupación. Las únicas excepciones al respecto fueron un corto período entre el 2012 y el 2013 y otro en el último trimestre del 2016.
Es la ventaja de tener una inflación muy baja, que permite tener una tasa de interés también baja, y que a la vez es positiva en términos reales y expansiva, sin ser distorsionadora ni generar desequilibrios.
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