La reciente decisión de Argentina de elevar su tasa de interés de referencia (la que establece el banco central como parte de su política monetaria) es un buen motivo para evaluar la situación en la región.
Como ya hemos visto antes, la tasa es empleada por dichos bancos para influir, a través de los créditos de corto plazo que otorgan a las entidades financieras, en el costo del crédito en la economía. Con ello evitan, por ejemplo, que un nivel demasiado bajo de la tasa genere presiones inflacionarias, que uno demasiado alto restrinja excesivamente el crédito, o que una alza o baja propicie bruscas entradas o salidas de capitales especulativos (de corto plazo).
Si bien es deseable mantener sin variaciones la tasa, para que los agentes económicos tengan una señal clara de estabilidad en materia del costo del dinero, en ocasiones se hace imperativo modificarla ligeramente, con el fin de contribuir a que la economía enfrente con éxito situaciones adversas. Así, cuando esta muestra indicios de enfriamiento, los bancos centrales suelen reducirla, en tanto que cuando muestra signos de recalentamiento (reflejados en una creciente inflación), más bien la incrementan.
La información nos señala que Bolivia, con una inflación anual bastante baja, de 2.44%, es el país con la menor tasa de referencia. A corta distancia le sigue Chile, y luego el Perú y Guatemala.
Como comprobamos aquí, en julio la tasa de 2.75% de nuestro país era positiva en 0.42% en términos reales, pues resultaba inferior a la expectativa de inflación anual de entonces (2.33%). Además, era expansiva, en el sentido de que, al ser menor que la tasa neutra calculada por el BCR (1.75%), promovía la inversión y el crecimiento.
Los países que figuran detrás del nuestro exhiben tasas bastante mayores, acordes con sus niveles inflacionarios también mayores, y entre ellos destacan los dos más grandes de la región, Brasil, con una de 6.50% (en sostenida baja respecto de las de dos dígitos que tuvo entre los años 2014 y 2017) y México, con una de 7.75% (muy superior a las de hace dos o tres años).
La tabla de los países reseñados la cierra Argentina, cuya tasa acaba de ser elevada del 45% al 60%, tan sólo dos semanas después de haber sido incrementada desde su anterior nivel de 40%. Eso se debe a los casi desesperados esfuerzos del gobierno por contener la inflación, a efecto de lo cual mañana anunciaría un duro programa de ajuste.
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