Habiendo transcurrido ya siete meses del presente año, la mayoría de las siete más grandes economías de América Latina registran crecimiento productivo.
Chile y el Perú, pese a que aún no despegan como desearían, muestran tasas de avance bastante aceptables, de 4% o más, en buena medida explicadas por la recuperación de precios de los commodities que exportan, pero también por la reactivación de diversos sectores importantes. En nuestro país ello viene ocurriendo no obstante que los dos últimos meses, junio y julio, han sido sumamente decepcionantes, con cifras muy inferiores a las de los períodos previos.
Los dos países siguientes, Colombia y México, exhiben tasas más modestas, sólo levemente superiores al 2%. El segundo país registró un importante repunte en julio, con un avance de 3.32%.
Brasil incrementó en 2.56% su actividad productiva en julio, pese a lo cual aún acumula una cifra bastante exigua en lo que va del año.
En cuanto a Argentina, ya se halla plenamente sumergida en la recesión, y por ello acumula una caída de 0.79% hasta julio, la misma que sin duda se acentuará en los siguientes meses, teniendo en cuenta que recién pondrá en marcha la parte más dura del ajuste pactado con el FMI, y que incluye una política monetaria de cero emisión.
Por último, Venezuela, sin datos oficiales a la vista, nos obliga a recurrir una vez más a la estimación del FMI, que para este año preanuncia una nueva brutal caída, acorde con el desastre generalizado que padece en todo sentido la economía de ese país.
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