En el año 2011, el lejano, inmenso y superpoblado país de China se convirtió en el principal destino de nuestras exportaciones.
Ello ocurrió de la mano de la vertiginosa expansión de su economía, de la consecuente creciente necesidad de productos que satisfacieran sus necesidades, pero, sobre todo, de la puesta en marcha (un año antes) del tratado de libre comercio entre los dos países.
En el caso nuestro, los productos enviados a China son básicamente commodities, entre los cuales resalta en primerísimo lugar el cobre, y luego la harina de pescado, el zinc, el hierro, el plomo y la plata.
Siete años después de haberse convertido en nuestro principal comprador, el país asiático continúa firme en esa posición. Así lo demuestran las más recientes estadísticas, que informan que entre enero y agosto del presente año le ha comprado al Perú productos por nada menos que US$ 9,022 millones, monto 23.9% mayor al de similar período del año pasado. Y dado que el total exportado por nuestro país ha ascendido a US$ 32,399 millones, significa que China se ha hecho cargo del 27.8% del mismo.
Estados Unidos, otrora primer comprador, ahora se halla en un rezagado segundo lugar, con US$ 5,065 millones (15.6% del total). Sin embargo, continúa siendo un socio muy importante, no sólo por el monto, sino también por ser nuestro principal demandante de productos no tradicionales, aquellos que más nos interesa promover, por ser los que incorporan un mayor porcentaje de valor agregado o transformación industrial, o por pertenecer a nuevos rubros de negocios altamente rentables. Y el país del norte, aparte de oro, nos compra grandes montos de combustibles, textiles, confecciones, paltas, uvas y espárragos.
De los países latinoamericanos, nuestros principales compradores son Brasil y Bolivia, con cifras que representan el 3.5% y 3.0% del total, respectivamente.
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