Gracias a la baja tasa de inflación de la economía peruana, el Sol es una moneda que mantiene bastante firme su valor frente al dólar, al margen de las naturales y por ende inevitables fluctuaciones de corto plazo.
Eso se comprueba en este gráfico, que compara la evolución entre junio del año 2016 y octubre del actual del tipo de cambio del Sol con los del peso chileno y el peso colombiano, y también con el Índice DXY (que mide el desempeño conjunto del euro, el yen japonés, la libra esterlina, el dólar canadiense, la corona sueca y el franco suizo).
Es, como vemos, una comparación con las monedas de dos de los países latinoamericanos más estables en el aspecto macroeconómico, y con las de seis de los países más desarrollados del mundo.
Y el Sol sale bien parado de ella, pues, dos años y cuatro meses después del momento base, el 1 de junio del año 2016 (01-06-2016=100), su tipo de cambio llegó al momento final casi en el mismo valor.
Y lo hizo variando mínimamente frente al dólar, con una baja volatilidad en todo el período (como lo demuestra la muy estable línea negra). Al haberse mantenido casi perfectamente correlacionado con la moneda más importante del mundo, mantuvo firme su competitividad cambiaria.
Las otras monedas, en cambio, registraron fuertes volatilidades intermedias, con largos meses de caída de sus tipos de cambio, es decir de revaluación. Si bien ello puede haberlas llevado a jactarse de haber transcurrido gran parte del período en un nivel más fuerte que el dólar, sin duda también generó preocupación en su sector externo, por la pérdida de competitividad que supuso.
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