Desde hace años, diversos gobiernos e instituciones se han planteado el reto de crear un sistema sanitario que elimine los desechos empleando la menor cantidad posible de agua.
Han hecho eso teniendo en cuenta dos factores fundamentales: que las malas condiciones sanitarias figuran (debido a la masiva contaminación que se genera a partir de ellas) entre las principales causas de enfermedad y muerte en los países más pobres, y que muchos de esos países padecen graves carencias de agua, ya sea por las condiciones climáticas o por la ínfima cobertura del servicio.
En ese marco de cosas, el multimillonario y filántropo Bill Gates, uno de los más comprometidos con tan noble tarea, acaba de presentar un inodoro idóneo para tales condiciones, uno que no emplea ni una gota de agua, y que tampoco requiere instalar ninguna costosa infraestructura de alcantarillado.
Es que, en lugar de simplemente drenar los desechos hacia un sistema de desagüe, los transforma in situ.
Como se aprecia en el video adjunto, es toda una planta de tratamiento en miniatura, que separa los líquidos de los sólidos, y luego, mediante la aplicación de químicos y un proceso de quemado, les quita a estos últimos su poder contaminante y los convierte en fertilizantes. Los líquidos, resultantes de un proceso de filtrado, pueden ser empleados para el riego.
El nuevo artefacto podría beneficiar a centenares de millones de personas que viven en condiciones de extrema pobreza y bajo condiciones sanitarias deplorables.
Hablamos especialmente de los habitantes de los países del África subsahariana, del sur de Asia (India, Pakistán, Afganistán), y de la propia China, pero también de quienes habitan en las zonas más pobres de nuestro país, en las cuales, pese al sostenido avance de la cobertura de agua y saneamiento, aún se padece problemas serios al respecto. A todos ellos, el ingenioso aparato promovido por el gran filántropo estadounidense podría serles de enorme utilidad.
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