Luego de haberse mantenido en 4.25% entre inicios de los años 2016 y 2017, la tasa de interés de la política monetaria o tasa de referencia del BCR mostró una sostenida tendencia a la baja.
El banco central decidió eso para contribuir, desde el ámbito monetario y de la fundamental liquidez, a que la economía se reactivara, tras haber mostrado una preocupante desaceleración que, entre otras cosas, elevó un punto la tasa de pobreza de la población.
Por esa secuencia de reducciones sucesivas (seis en total), en marzo del año pasado llegó a 2.75%, nivel en el que ha quedado instalada.
Demostrando que es una tasa razonable, desde entonces la situación ha evolucionado favorablemente en todos los aspectos, pues la inflación anual se ha mantenido en un nivel óptimo (2.13%), casi en el centro perfecto del rango meta de entre 1 y 3%, en tanto que la economía está consolidando cada vez con mayor fuerza una fase de crecimiento bastante aceptable (a una tasa de alrededor de 4%).
Como se observa en el gráfico, la referida tasa de interés contribuye de dos maneras con la economía. Por una parte, equivale a una tasa real de 0.27%, lo que es positivo (pues el dinero siempre debe tener un costo, y no una tasa real negativa que implique un regalo). Y dado que esa tasa real es inferior a la real neutral (ver línea horizontal) es expansiva, es decir incentivadora del crecimiento productivo.
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