Como se aprecia en este gráfico del BCR, el PBI ha tenido la siguiente evolución mensual, en comparación con el mismo mes del año anterior.
Es decir, creció un significativo 6.5% en febrero del año 2016, un ínfimo 0.3% en abril del 2017, un considerable 7.8% en abril del 2018 y prácticamente nada (apenas 0.02%) en abril del año en curso.
La evolución ha sido, pues, de recuperación en el 2016 (tras los flojos datos del 2014 y 2015), de nuevo decaimiento en el 2017, de nueva recuperación en el 2018 y de marcada debilidad en lo que va del actual.
Veamos ahora, valiéndonos de los gráficos que siguen, cómo influyeron en esa secuencia los dos grandes sectores económicos aportantes del PBI: el Primario (que aporta el 21% de este y está representado por los sectores Pesca, Agropecuario y Minería e Hidrocarburos) y el No Primario (que aporta el 70% y está representado por la Manufactura, el Comercio, Electricidad, Gas y Agua, y todos los Servicios).
Allí se aprecia que el Primario fue el gran impulsor del PBI en el 2016, pues sus crecimientos fueron muy superiores a los del No Primario.
Pero la situación ha cambiado en los tres años siguientes, pues tanto en el 2017 como en el 2018 y en el actual, es el sector No Primario el que está sosteniendo el avance, en circunstancias que el Primario viene atravesando una fase muy irregular, con numerosos meses de retroceso.
Esto último ha sido muy claro en abril, mes en el cual el PBI primario cayó nada menos que 8.3%. El No Primario, en cambio, ha logrado mantenerse en azul (pese a la fortísima caída de la Manufactura), y, gracias al favorable aporte de los demás sectores productivos, entre ellos los vinculados a los Servicios, está sosteniendo la expansión.
Ojalá pronto todos ellos se alineen en el terreno positivo, para que el PBI registre, por fin, la recuperación que todos estamos aguardando.
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