Jaime Saavedra fue ministro de Educación del Perú y actualmente es director del departamento de educación del Banco Mundial (BM).
En tal condición, hace algunos días contestó en una entrevista virtual diversas preguntas acerca de la crisis que la pandemia del COVID-19 está generando en la educación escolar en todo el mundo.
El dijo que se trata de una crisis inmensa, con 1,600 millones de niños y jóvenes alejados de sus escuelas. Ninguna interrupción anterior (por desastres naturales, turbulencias políticas, huelgas, etc) se le compara.
Además, recordó que ya se estaba viviendo una crisis previa en los países de ingresos bajos y medios, en los cuales solo el 53% de los estudiantes de diez años era capaz de leer y entender un texto. Esa crisis se verá agravada por la pandemia.
A la afirmación del entrevistador de que en los países más desarrollados la transición de emergencia desde la educación presencial a la virtual será relativamente sencilla, él respondió que en realidad no será sencilla en ninguna parte, aunque, claro, sí será mucho más complicada en los países de ingresos bajos y medios, en los cuales es mucho menor la disponibilidad de computadoras, banda ancha y conectividad. Esa brecha digital, que profundizará la brecha educativa, acentuará la desigualdad de oportunidades. Por esa razón, ante esta crisis muchos países han puesto en marcha creativos esquemas de educación virtual multiplataforma (que incluyen a la televisión y la radio).
Otra gran preocupación de la entidad es que, debido a la inmensa crisis social que la pandemia está generando, muchos estudiantes de la educación secundaria y universitaria ya no retornarán a clases, ante la urgencia de aportar económicamente a sus empobrecidos hogares. Los que ya estaban en la duda de si continuarlos o no, probablemente perderán el estímulo para hacer lo primero.
Otra considerable preocupación tiene que ver con la alimentación de los estudiantes de menores recursos que se efectuaba a través de las escuelas, y que ahora se ha visto dramáticamente afectada. Los gobiernos están intentando superar el problema con entregas de dinero o de alimentos a los propios hogares.
Y cuando pase la pandemia, habrán secuelas. Los presupuestos públicos, entre ellos el educativo, quedarán muy dañados, al mismo tiempo que las familias tendrán menos recursos para invertir en educación. Eso provocará una gran emigración de estudiantes desde el sector privado al público, presionando la ya limitada capacidad de atención de este.
El BM, que tiene disponible un paquete de ayuda financiera de US$ 160 mil millones, en la parte educativa pondrá énfasis en la asesoría, especialmente en los programas de educación virtual multiplataforma, vitales para intentar superar el duro momento actual.
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