La tasa de interés de referencia es aquella mediante la cual los bancos centrales influyen con sus créditos de corto plazo al sistema financiero en el costo general del dinero. Eso lo hacen procurando mantener delicados equilibrios en materia de precios, crecimiento de la producción y movimiento de capitales en el sector externo.
Con ello evitan, por ejemplo, que un nivel demasiado bajo de la tasa de referencia genere presiones inflacionarias, que uno demasiado alto restrinja excesivamente el crédito, o que una alza o baja propicie bruscas entradas o salidas de capitales especulativos (de corto plazo).
El gráfico adjunto, recientemente publicado por el BCR, muestra las tasas de numerosos países, la gran mayoría tendiendo a la baja para luchar contra la recesión a la que está llevando al mundo la pandemia del COVID-19. De ellas, las mayores son de Turquía, Pakistán y Ucrania, países afectados por altas tasas de inflación, que los han obligado a aplicar políticas monetarias restrictivas. Contrariamente, Japón y Suiza registran tasas negativas, acordes con sus bajísimas inflaciones.
El Perú figura allí con una tasa de 0.25%, que al ser mucho menor que la de inflación (1.78%) resulta negativa en términos reales, reflejando la lucha del instituto emisor contra la recesión, en un contexto de gran estabilidad de precios que permite mucho margen de acción en lo monetario.
El Perú figura allí con una tasa de 0.25%, que al ser mucho menor que la de inflación (1.78%) resulta negativa en términos reales, reflejando la lucha del instituto emisor contra la recesión, en un contexto de gran estabilidad de precios que permite mucho margen de acción en lo monetario.
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