La tasa de interés de la política monetaria, o tasa de referencia, es aquella que los bancos centrales establecen para inducir, mediante sus préstamos de corto plazo a las entidades del sistema financiero, a un aumento o una reducción del costo del dinero en la economía.
De esa manera se impulsa la actividad productiva en períodos de enfriamiento o recesión, y se le frena cuando la inflación acecha.
Actualmente, las tasas de los principales países (ver primer gráfico) se hallan, tras varias reducciones que se iniciaron el año pasado y se hicieron mucho más considerables en el actual, en niveles mínimos. Esto último se debe a que la pandemia ha generado un ambiente económico de gran incertidumbre, al haber obligado a paralizar la producción y hacer inevitable una fortísima recesión mundial.
Así las cosas, a mayo del presente año el límite superior de la tasa de la FED (banco central de Estados Unidos) se situaba en apenas 0.25%, y las de la Eurozona y Japón eran de 0% o inclusive negativas.
El segundo gráfico muestra las tasas que los países tenían en dicho mes, todas ellas implicando notorias bajas frente a los meses previos, en el afán de contrarrestar el enfriamiento o la gran caída productiva.
Allí, en el lado derecho, se puede ver que Suiza y Japón tenían tasas negativas, la Eurozona y Noruega una de 0%, el Reino Unido una de 0.10%, EEUU y el Perú una de 0.25% y Chile y Corea una de 0.50%.
En el lado izquierdo figuran los países de las mayores tasas, varios de los cuales (como Turquía, Pakistán y Rusia) sin duda deseaban reducirlas para apuntalar sus economías, pero tenían dificultad para hacerlo, debido a tasas inflacionarias relativamente elevadas.
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