En el aeropuerto Jorge Chávez, su operador Lima Airport Partners (LAP) está dando pasos para que en el año 2024 ó 2025 quede totalmente transformado, y mucho más grande y moderno.
En ese marco de cosas, hace dos años y medio está efectuando inversiones en lo que en el argot aeroportuario se denomina "lado aire".
En marzo del 2019 adjudicó, a diecinueve contratistas, la ejecución de trabajos previos, los mismos que concluyeron satisfactoriamente.
Luego, en diciembre del año pasado, adjudicó al Consorcio Limatambo los trabajos de limpieza, desbroce, rescate biológico y demoliciones, para dejar expedito el inmenso terreno, y estos se hallan en ejecución.
Posteriormente, en mayo del presente año adjudicó al Consorcio Wayra la construcción de la nueva torre de control, la base de rescate y otros edificios aledaños, y, como hemos visto en anteriores notas, estas obras vienen avanzando con rapidez.
Y hoy acaba de dar uno de los pasos más importantes en todo el megaproyecto, pues (como se puede ver en este Comunicado de LAP) adjudicó, al Consorcio Inti Punku (integrado por las empresas Sacyr y GyM), la construcción de la segunda pista de aterrizaje y las calles de rodaje.
La pista, que comenzará a ser construida el próximo mes, para que esté operativa a fines del año 2022, tendrá 3,480 metros de largo. Las calles, por su parte, conformarán una red de más de 10 kilómetros.
El contrato también contempla la instalación de luces de aproximación, sistemas de balizamiento, ayudas a la navegación, sistemas de media tensión y equipos de control y vigilancia.
Con ello, ya están enrumbados todos los componentes del lado aire, que en total demandarán una inversión de US$ 400 millones. Solo quedan pendientes los del "lado tierra", que incluyen como elemento central a la terminal de pasajeros.
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