En el ranking del año 2018 elaborado por la entidad especializada Tomtom, la capital peruana Lima figuró como la tercera ciudad más congestionada del mundo en materia de tránsito vehicular.
Solo la antecedían Mumbai en la India y Bogotá en Colombia. Mientras la primera de las nombradas registraba un nivel de congestión de 65% y la segunda uno de 63%, nuestra urbe mostraba uno de 58%.
La medición, efectuada basándose en la información de GPS, considera el tiempo extra que tarda transitar un tramo que en condiciones de cero congestión se recorre en 30 minutos. Por ejemplo, el nivel de Lima significaba que un recorrido que normalmente se debía efectuar en media hora se estaba efectuando en 47.
Esas horas desperdiciadas en las pistas significan tiempo que no se puede utilizar para disfrutar con la familia, o para realizar alguna actividad productiva o educativa. Asimismo, desperdicio de combustible, contaminación ambiental, estrés y fatigas física y mental, que conspiran contra la salud y el desempeño laboral y estudiantil. Una pérdida en el más amplio sentido de la palabra.
Un año después, en el 2019, las cosas mejoraron algo, tanto en lo que atañe a ubicación mundial como al grado de congestión (va a ser difícil elaborar un ranking del 2020, debido a las condiciones anómalas que la pandemia ha generado en todo el mundo).
En efecto, y como se aprecia en el recuadro adjunto, Lima ya no fue la tercera ciudad más afectada por el problema, sino la séptima, pues también fue superada por Bengaluru (situada en la India), Manila (Filipinas), Pune (India) y Moscú (Rusia).
Y su índice de congestión disminuyó un punto, seguramente por medidas como la de Pico y Placa, adoptada por la Municipalidad de Lima y que restringió la circulación dos veces a la semana en las horas "pico o punta" (de mayor congestión), según el número de placa.
Obviamente, esa medida de emergencia no solucionará el problema, para lo cual se requiere otras de gran alcance. Por ejemplo, la creación de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), para que, como entidad especializada, ordene y organice la actividad. Además, será necesario continuar ampliando la infraestructura vial, mejorando las prestaciones del Metropolitano y los corredores complementarios, racionalizando las rutas de las empresas privadas y modernizando la semaforización, para que el flujo vehicular sea mucho más ágil.
Y, obviamente, será indispensable seguir extendiendo la red del metro, el más importante medio de transporte masivo de toda gran metrópoli. A la fecha hay una línea, se viene construyendo la segunda y se está llevando a cabo definiciones para construir la tercera y la cuarta (la cual pasará por el subsuelo de la siempre congestionada avenida Javier Prado que se aprecia en las dos impactantes fotos).
Fotos: Andina
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