Uno de los principales puntos en contra que ha venido mostrando nuestro país en su lucha contra el COVID-19 es la insuficiente cantidad de pruebas moleculares (PCR) empleadas para detectar la enfermedad.
Ahora, ese problema será significativamente aliviado, gracias a que el Instituto Nacional de Salud (INS) ha desarrollado una prueba que reúne las ventajas de las dos que a la fecha se vienen aplicando: es molecular y también rápida. Fue obtenida adaptando la técnica LAMP (amplificación isotérmica mediada en lazo), que se utiliza para detectar el dengue, el zika y la tuberculosis.
La prueba, que ya comenzó a ser empleada, es de aplicación más simple que las PCR tradicionales. Gracias a ello requiere laboratorios menos complejos, y menor cantidad de equipos y personal de salud capacitado por el INS para interpretar los resultados (con el método actual se requiere personal especializado en biología molecular), por lo que podrá ser empleada en muchos más lugares del país. Además, permite tener el resultado en apenas dos horas, frente a los tres a cinco días requeridos por aquellas. Por si eso fuera poco, cuesta hasta tres veces menos.
Así las cosas, cada establecimiento de salud implementado podrá realizar 200 pruebas diarias, y un total de 6 mil mensuales.
La excelente noticia, que llega cuando nuestro país ha comenzado a mejorar sus indicadores (disminución de las tasas de positividad y letalidad y del número de fallecimientos), permitirá consolidar esa alentadora evolución, a la espera de que dentro de algunos meses se comience a aplicar las vacunas en las cuales vienen trabajando los más importantes laboratorios farmacéuticos del mundo. Y habrá más novedades, pues otros investigadores privados e instituciones también están desarrollando proyectos, con variadas técnicas.
Fotos: MINSA e INS
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