El más notorio acaba de ocurrir hoy, y nada menos que afectando al país líder en la materia. En efecto, la agencia le ha rebajado la calificación a Chile, del nivel A al A-. Ha decidido eso debido a la notoria forma en que han crecido el gasto público y la deuda, ante el afán gubernamental de apaciguar los ánimos tras la violencia desatada desde octubre del año pasado por grupos radicales, y también como consecuencia de la cuarentena decretada para luchar contra el coronavirus.
Los otros cambios fueron de Ecuador (que el 3 de septiembre, al lograr un acuerdo con sus acreedores y salir del default, mejoró su nota de RD a B-), Argentina (que el 10 de septiembre, al hacer lo propio, pasó de RD a CCC) y Bolivia (que el 30 de septiembre bajó del nivel B+ al B).
Uno más atrás, en el BBB, se sitúa Panamá, y uno después, en el BBB-, México, Colombia y Uruguay, países que cierran el denominado Grado de Inversión, que alberga a los de mejor reputación crediticia.
Luego figuran los países que solo poseen Grado de Especulación, siendo el más destacado de ellos Paraguay, con calificación BB+. En este grupo se ubica el país más grande de la región, Brasil, en un nivel BB- que comparte con Guatemala y República Dominicana. También figuran la ya mencionada Argentina y la colapsada Venezuela, que debido a su desastroso gobierno registra el peor rating regional (y que además, como consecuencia de las sanciones impuestas por Estados Unidos, ha dejado de ser evaluada por la agencia).
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